jueves, 22 de junio de 2017

Roba este libro

"Así que aquí lo tienen, ya está, no sigan insistiendo, basta de amenazas, veladas o indirectas, el libro es suyo. Muchos se sorprenderán de la variedad de ladrones, de la facilidad de algunos robos, de la magnitud de otros, de la complejidad de este mundo de libros robados, prestados y no devueltos, mutilados, desaparecidos, plagiados. Esperamos que estos conocimientos no inciten al lector a robar, desde luego no es ése el objetivo; no pretendemos procurar información para que nuevos robos se cometan, ni informar con afán proselitista de las escasas consecuencias sufridas, tan a menudo por la mayoría de los ladrones".


Ficha: "Roba este libro", Miguel Albero Suárez, Abada Editores, 284 páginas, ISBN: 978 84 416 160754
































Me encantan los libros, cada vez más me parezco al loco ese del chiste que le gustaban tanto las tortillas de patatas que tenía armarios llenos :-). Con este libro me pasó lo que imagino que a cualquiera que le haya echado un vistazo, me chocó tanto el título que no pude evitar llevármelo a casa, en préstamo eso sí, y por aquí rueda en espera del momento de devolverlo, o no, a la biblioteca. Si el mandato imperativo hubiera sido "lee este libro", hubiera pensado inmediatamente "anda y que te den", ni lo hubiera abierto, pero ante la incitación al robo... bueno, por lo menos a ver de que va ;-)

Hay seguramente un motivo doble que llevó a Miguel Albero a escribir este ensayo, por un lado y tal como nos cuenta en el prólogo tenía mucho material sobrante de otro ensayo anterior sobre los libros, en el que había reunido mucha o material relativo al capítulo del robo de libros que no había tenido cabida en él... y otro sin duda la percepción que tenemos demasiadas veces del robo de libros, o bien porque pensamos que nadie los roba, o bien, porque de alguna forma creemos que quien lo hace simplemente lleva una afición demasiado lejos. Circula por Internet una imagen-chorra, una de tantas, dedicada a una librería creo que en un país árabe en la que un librero deja su mercancía en la calle por la noche sin miedo a que la sustraigan, lo cual no se si se debe a la honradez de sus paisanos, al desinterés de los mismos por los libros o al miedo al castigo que saben que le espera al que pillen echándole el guante a alguno con fines delictivos.

Alguna otra he visto con el titulillo "nadie roba libros"... mentira cochina. Lo que si existe en cambio es una sensación de permisividad con el ladrón de libros que no existe con el ladrón de otras mercancías. Y lo digo con conocimiento de causa, porque ¿existe algún espíritu cándido y generoso amante de los libros al que no le hayan robado alguno por el simple procedimiento de no devolver lo prestado?. Bueno en este caso, tal y como he aprendido en el ensayo de Miguel Albero, no se trataría de un robo, ni siquiera de un hurto, sino de una "apropiación indebida". Se llame como se llame el resultado es el mismo.

Por eso hace años que si presto alguno lo hago con plena conciencia de que no me será devuelto, lo doy ya por perdido porque en general no suele valer la pena reclamarlo. Solamente los entrego bajo forma de préstamo en el caso de tratase de personas a las que aprecio y que sé que no aceptarían un regalo mío, por extraño que resulte hay personas así... por mi parte creo que aceptaría un libro del mismísimo Mefistófeles en persona, fanático que es uno, o bien los regalo directamente. Creo que no soy el único que cuando visita casa ajena clava sus ojos en una librería y rápidamente me hago un retrato-robot de la persona que allí lee, al menos como lector, y no digamos si supera la prueba, o no, del préstamo de alguno de mis libros. Anécdotas sobre el préstamo y regalo de libros tengo para elaborar un capítulo y añadirlo como anexo a este estupendo ensayo que el escritor madrileño ha dedicado al tema. Un tema que a priori no parece demasiado interesante... desde luego a mí no me lo parecía, ni siquiera con ese título-gancho tan atractivo, que por cierto es "robado", si es que se puede robar un título, de otro libro mucho más famoso editado por Capitán Swing, algo admitido desde el comienzo por Miguel Albero, y de hecho es uno de los libros de los que habla largo y tendido en su ensayo. Títulos aparte la verdad es que tras tenerlo en mis manos y ojear dos o tres páginas al vuelo se produjo el flechazo... y me dije "ale para casa" a ser leído con calma.



Lo he escrito alguna que otra vez aquí, si un escritor demuestra buen hacer y buen oficio no importa tanto el tema, puede deleitar y enganchar a sus lectores hasta con el relato de la elaboración de una sencilla tortilla de patatas. Al igual que un gran cocinero puede crear un plato sublime con los más modestos productos, o uno malo echar a perder un guiso provisto de ingredientes de primera. Miguel Albero en mi opinión podría estar en el top 10 de los mejores ensayistas que he leído hasta la fecha, en el sentido de buen oficio de escribir. Me pasó lo mismo con el ensayo de Javier García Gibert "De la soltería", este ensayo sobre un tema tan peregrino me atrapó hasta la última página sin darme respiro por el mismo motivo. Miguel Albero escribe muy bien, pero es que además hay en todo el libro de principio a fin un tono jocoso e irónico que hace que uno no deje de sonreír, existen muchos fragmentos en el mismo que dan ganas de leerlos en voz alta a un tercero porque son modélicos en el sentido de que demuestran cómo se puede escribir un ensayo serio, aportando una cantidad mareante de datos sin ser pedante, sin aburrir, y lanzando ganchos aquí y allá al lector para que simplemente no pueda dejar de leer.

Con voluntad de escribir un tratado muy completo sobre el tema, el robo de libros en todas sus variantes, el autor nos sorprende una y otra vez con un tema anodino, en apariencia, donde se nota y mucho, su amor por los libros, su erudición, y un cierto sentido de fastidio ante la impunidad con la que han operado en general los grandes ladrones de libros recogidos en los anales del crimen. Personajes curiosos, historias que en nada envidiarían a las más enrevesadas ficciones de novela negra, mil y una variantes del robo, minuciosidad en desplegar un tema que en principio parece que va a dar poco de sí y que no deja de sorprender hasta el final. En definitiva una delicia, un ensayo completamente atípico que he disfrutado un montón y que me ha hecho incluir a este autor en mi lista, me temo que siempre creciente, de escritores a seguir. También

El libro incluye de todo cuanto se pueda imaginar sobre el robo de libros y mucho más, definición del acto, notas legales (se nota el oficio de abogado del autor), argumentos a favor y en contra del robo de libros, la evolución de las penas y castigos... también en función de la cultura donde se produce el robo, las modalidades del mismo, una crítica de la costumbre de prestar libros y los motivos de porqué el autor está en contra del préstamo como la alteración de la biblioteca, el maltrato a los libros por parte del que toma prestado, el arrepentimiento que suele tener el prestatario... la pérdida del libro y del amigo, o sucedáneo de amigo, al que se lo prestaste, los mutiladores de libros, el plagio, el robo de los derechos de autor, las diferentes tipologías del ladrón de libros, desde el lector-ladrón que lo roba de forma compulsiva y enfermiza, al ladrón que roba para vender o al que, increíblemente lo roba para amontonarlo en casa, o el caso de los bibliotecarios ladrones. Además de la información sobre cada aspecto del robo de libros, el ensayo no deja de aportar ejemplos, notas literarias,  y sobre todo policíacas, historias de héroes y villanos relatadas con minuciosidad, ironía y sentido del humor.


Dejo un par de enlaces de este blog que quizás gusten a los bibliófilos empedernidos:

Encyclopedia, de Philipp Bloom, sobre la gestación y la epopeya de la publicación de la primera gran enciclopedia, y el excelente ensayo de Ignacio Domingo Baguer Para qué han servido los libros, un alegato a favor del libro, alertando de su posible desaparición que incluye muchísima información sobre la historia de los libros.



Lo mejor: Un buen ensayo, muy entretenido y ameno, muy bien escrito, que aporta una gran cantidad de información y notas curiosas, y que ante todo trata de defender la tesis de que no, el ladrón de libros no merece disculpa alguna, y que presumir o alardear de haber robado libros, tal y como reconoce algún que otro sujeto en sus memorias o en entrevistas, no dice nada bueno de quien atesora libros ajenos... es un vulgar chorizo, un fresco o un aprovechado como mínimo, y demuestra tener poca, muy poca calidad como persona.

Lo peor: En su tramo final el libro se vuelve demasiado minucioso y laberíntico, o eso me ha parecido, perdiendo parte de su amenidad, quizás porque llega un punto que el tema no da más de sí. No, no pienso robar este libro, es bueno pero no tanto ;-)


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