domingo, 25 de junio de 2017

Plotino o la simplicidad de la mirada

"Si albergamos en nosotros tan grandes cosas, ¿por qué no tenemos conciencia de ello, por qué la mayor parte del tiempo permanecemos sin ejercer estas actividades superiores? ¿Por qué algunos hombres no las ejercen jamás"

Eneadas (V, 1, 12, 1)

"Hay que dejar de mirar, es preciso, cerrando los ojos, cambiar esta manera de ver por otra y despertar esta facultad que todo el mundo posee pero que pocos utilizan".

Eneadas (I, 6, 8, 24)


Ficha: "Plotino o la simplicidad de la mirada", Pierre Hadot, editorial Alpha Decay, 228 páginas, ISBN: 978 84 933332 5 5

"Plotino", Oriol Ponsatí - Murlà, Aprender a Pensar, editorial RBA, 155 páginas, ISBN: 978 84 473 87311

"Plotino I", estudio introductorio de Ignacio Guiu, colección Grandes Pensadores de la editorial Gredos, ISBN: 978 84 473 80831 























Importancia histórica. 
Tras mi anterior visita a la colección “Aprender a pensar” en el que comenté mis impresiones sobre el tomo dedicado a Sócrates y a Platón, quería seguir la misma con Aristóteles… pero tras leer el tomo dedicado al mismo decidí que mejor dejaba para más adelante su comentario, quería añadir más material de lectura centrado en el filósofo de Estagira, y mientras tanto me fijé en la figura de Plotino, ese misterioso y gran desconocido, y menospreciado, filósofo, incluso para muchos aficionados a la historia y temas filosóficos. 

Cuando pensamos en grandes filósofos de la antigüedad vienen rápidamente a nuestra mente los nombres de Platón, Aristóteles y Sócrates en primer lugar, para a continuación si acaso incluir alguno de los mal llamados "presocráticos" como Tales de Mileto, Pitágoras, Demócrito, Parménides, Anaximandro, o por supuesto Diógenes, Epícteto, Epicuro, Séneca e incluso Marco Aurelio... ¿pero qué pasa con Plotino?. 

Que la historiografía oficial pase por encima de autores que aunque importantes no nos han legado por desgracia obras completas es comprensible en parte, ya que al fin y al cabo los planes de estudios deben comprimir demasiado en muy poco tiempo y algo tiene que quedar fuera o ser examinado solo de forma extremadamente superficial... sin embargo parece que con Plotino hay algo más, la etiqueta de "neoplatónico" parece indicar la labor de un seguidor, un imitador sin nada más interesante... otros hay que al menos son mencionados porque es importante para entender filosofías posteriores, pero en el caso de este filósofo griego del siglo tercero de nuestra era hay una sensación de que estamos ante una vía muerta. Una especie de florecimiento efímero justo antes de la llegada del cristianismo, un canto del cisne de la filosofía griega antes de ser arrollada y absorbida en parte por la parte judeocristiana de nuestra cultura. 

Esa es precisamente su importancia, porque es precisamente Plotino el filósofo que nos permite entender la conexión entre la filosofía de Platón y la figura de San Agustín... y de paso comprender la influencia de las ideas platónicas durante siglos. El santo, místico y filósofo cristiano bebió precisamente en las fuentes de la filosofía de Plotino, y la influencia de este, gracias a ese impulso, a ese llámese plagio o llámese inspiración, llegó mucho más lejos; de hecho puede encontrarse su influjo incluso en Spinoza o en el romanticismo alemán de finales del dieciocho. Esa original fusión de filosofía y mística, junto con la conservación íntegra de su obra, no tan extensa como la de Platón y Aristóteles, pero aun así realmente formidable por su complejidad y significado, nos situan ante la figura de un gigante que como muy bien expresa Oriol Ponsatí-Murlà, autor del estudio de la colección de RBA "La etiqueta de neoplatónico, ciertamente, no hace justicia a las aportaciones de Plotino porque es mucho más que un simple epígono de Platón. Sobre sus hombros, cargó con mil años de filosofía griega y los llevó a cuestas hasta el umbral de la Edad Media".

Antes de continuar recomiendo al lector interesado en la obra de este singular filósofo los siguientes enlaces:

Los cuatro artículos, presente en el blog "Apuntes de Filosofía" sobre Plotino, que evidentemente recomiendo leer por orden, y la entrada en castellano en la Wikipedia, aunque son mucho más completas sus homólogas en inglés y francés. Naturalmente hay mucha más información disponible, incluso un completo ensayo en formato .PDF sobre su filosofía aquí. Aunque no faltan en castellano ensayos, sobre todo sobre los dos campos más interesantes de su obra, su parte metafísica, las hipóstasis, y la parte centrada en la estética.


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Ensayos de "Aprender a Pensar" y "Grandes Pensadores".
No quería enfrentarme a la lectura del libro de Pierre Hadot "Plotino o la simplicidad de la mirada", no digamos ya con las Enéadas, sin empaparme bien antes de la filosofía del pensador y místico griego. Necesitaba un ensayo previo al de Hadot, una especie de "introducción de una introducción". 

Cuando me enfrasqué hace ya casi cuatro años en la lectura del maravilloso ensayo del mismo autor "La ciudadela interior", previamente había batallado un poco con la lectura de las "Meditaciones" de Marco Aurelio, un texto engañosamente simple del que se podía sacar mucho. Fue naturalmente la lectura de la obra de Hadot la que me proporcionó todas sus claves. En este caso no quise hacerlo de la misma manera porque hay una gran diferencia con este otro filósofo, y es que las "Meditaciones" de Marco Aurelio son un cuento para niños en comparación con la complejidad de las Enéadas de Plotino. Tienen una merecida fama de ser una lectura ardua y difícil, incluso entre gente con buena preparación filosófica. 

Aquí no podía simplemente zambullirme en el texto para luego a través de la lectura de Hadot entenderlas mejor, sabía que simplemente me estrellaría. Además incluso una entrada al mundo de la filosofía del griego a través del ensayo del gran divulgador, filósofo e historiógrafo francés tampoco era aconsejable, hay disponibles ensayos más sencillos aún y que aportan una mejor visión de conjunto. Para ello lo ideal es comenzar con otro ensayo más breve y más orientado a un aficionado a la filosofía.



Así que como indicaba antes creo que para comenzar con Plotino, si uno quiere tomar un primer contacto hay una recomendación incluso mejor que el de Pierre Hadot, este pequeño ensayo del doctor en filosofía por la universidad de Gerona, me pareció ideal... de hecho lo recomiendo, es extremadamente bueno y consigue extraer todas las claves principales del pensamiento de Plotino y de forma asequible y sencilla, lo leí antes del ensayo de Hadot, y luego lo volví a releer... y creo que no será la última vez, ya que constituye un ejemplo magnífico de síntesis y sencillez, nada que ver con otros ensayos sobre el filósofo griego que pululan por la red y algún otro de carácter más académico, que se pierden una y otra vez en la interpretación de las Enéadas aclarando términos y definiendo conceptos comparando con lo dicho aquí o allí por Platón, tal y como hace el ensayo introductorio de Ignacio Guiu de la editorial Gredos, que aunque sencillo de leer, no deja de parecer complejo comparado con el de Oriol, y uno tiene la sensación al final de que no termina de captar el conjunto, por mucho que Ignacio fuese seguramente el mayor especialista en Plotino de nuestro país en su momento, traducir una obra del griego antiguo, y especialmente una obra compleja como las Enéadas no lo hace cualquiera. 


Sobre las Enéadas de Plotino aclaro que mi lectura de las mismas no pasa del primer tratado que recomienda Pierre Hadot para comenzar su lectura "Sobre la belleza", que es el sexto de la primera Enéada, y por supuesto una abundante colección de selecciones con la que cualquier ensayo sobre Plotino se adorna, algunas de las cuales transcribo en este comentario. Tampoco es necesario nada más, en mi opinión si uno ha tenido la precaución de leer ensayos previos que allanen el camino, para hacerse una idea muy fiel del contenido y de todo aquello que Plotino quería comunicar. 


Dejo de todas formas pendiente esa lectura ya más sistemática de su obra para más adelante, porque hay algo que ningún ensayo puede sustituir ¡aunque sea tan bueno como el de Hadot!. Hace tiempo que comenté aquí cual sería el libro de divulgación filosófica que me llevaría a una isla desierta, o cual sería el que tendría en mi mesita de noche para leer y releer antes de dormir... pues bien en el caso de una obra original de un filósofo y encontrándome en esa situación de estar solo y aislado en una isla, o en cualquier otro lugar, posiblemente no encontraría mejor compañía lectora que la de este filósofo, la interpretación completa y exhaustiva de sus textos daría seguramente para una vida entera. Otros, como Fernándo Savater, recomiendan la Ética, de Spinoza, que el leyó en la cárcel... pero eso ya será tema de otro post en este blog con un poco de suerte.




Plotino o la simplicidad de la mirada. 
Ha valido la espera la pena, llevo desde 2.013 queriendo leer el ensayo de Hadot, estaba agotado cuando intenté adquirirlo aquel año... seguramente es el único libro que comento aquí que no puede presumir de estar años cogiendo polvo en mis estanterías antes de ser leído sino todo lo contrario, buscado y solicitado a la editorial, buscado en la biblioteca... en fin, era una asignatura pendiente y aquí está. No me ha defraudado en lo más mínimo ¿existe algún divulgador de la filosofía mejor que Pierre Hadot?, los habrá más exhaustivos con obras más monumentales, pero por lo que a mí respecta sus libros están en otro nivel, y este no es una excepción. Posiblemente sea su mejor obra, la más perfecta, aun si cabe mejor incluso que la anterior señalada sobre Marco Aurelio, la cual ya me pareció en su momento el mejor ensayo filosófico que había leído nunca, y que seguramente es el mejor que se puede leer sobre el emperador filósofo y el estoicismo en general. Aquí tenemos otra de la misma envergadura y perfección sobre Plotino, ¿qué puedo decir? pues que es una maravilla. Como decía antes la espera valió la pena.



Retrato y niveles del yo.
Hadot comienza su ensayo comentando la dificultad de hablar de alguien que voluntariamente no quiso nunca hablar de sí mismo, que procuró no dar información sobre su familia, nacimiento, país o detalle alguno de antes de su llegada a Roma en el año 244 cuando contaba ya casi con 40 años, de hecho se negaba incluso a ser utilizado como modelo en pinturas y estatuas, las tres que se conservan, o bien son recreaciones imaginarias del que sería su rostro, o fueron esculpidas sobre dibujos efectuados de memoria por alguien que le conocía. 

Si Platón desdeñaba las artes plásticas por considerar que eran una copia de algo presente en el mundo sensible,  que a su vez era una copia de la forma del mundo de las Ideas, Plotino no era más partidario, en su caso iba más lejos, se avergonzaba de estar en un cuerpo mortal, un cuerpo que cambiaba y envejecía y que finalmente desaparecería del mundo para liberar su alma... de ahí que legar a la posterioridad una imagen más perdurable de su cuerpo físico, que ya era de por sí un mero envoltorio de lo más importante, lo considerase una insensatez. 

Poco le hubiera costado relatar hechos de su vida, y sin duda que Porfirio los hubiera reflejado en su biografía que escribió tras la muerte del maestro, así que hay un motivo para que no sepamos más de él, porque simplemente él NO quiso y no lo deseó por motivos puramente filosóficos. Vemos que llevaba a rajatabla aquello de convertir tu existencia en una escultura de sí mismo, pocos filósofos en la historia han sido más consecuentes y se han empeñado más en llevar una vida acorde a su pensamiento que Plotino.

Su filosofía es de inclinación mística de principio a fin, esto hay que tenerlo SIEMPRE en cuenta con Plotino, que estamos ante un pensador místico antes inclusive que filófoso me atrevería a decir. Convencido como la gran mayoría de los pensadores de su época pues los pensadores materialistas eran todavía minoría, de la existencia de un ente inmaterial que habitaba en el cuerpo, habitualmente denominado "alma", todos sus esfuerzos se centraban en intentar comprender el origen de la misma y la relación con el cuerpo y el mundo. 

Plotino no desdeñaba lo material o el cuerpo tal y como hacían los filósofos gnósticos de su tiempo, estos señalaban que solo lo espiritual tenía valor y despreciaban el cuerpo, considerando incluso la creación del mundo obra de un dios malvado. Tenían también la costumbre de impartir sus enseñanzas solamente a los iniciados, formando verdaderas sectas filosóficas, por no decir directamente religiosas. El pensador griego no podía estar más en desacuerdo, desde que comenzó a impartir clases y charlas estas estaban disponibles para todo el que acudiese a verle, sin importar el sexo o el estamento social, nunca hizo esfuerzo alguno por esconderse o revestirse de elitismo de ninguna clase. 

De hecho veía en la vida terrenal y cotidiana una herramienta para perfeccionar el elemento espiritual, comparaba al cuerpo con la lira de un músico, una herramienta necesaria para producir música y que no había que despreciar pues era necesaria para ello... y que una vez rota y desgastada podía ser sustituida por la propia voz del músico. Llevaba una vida austera y frugal, es verdad, pero no se correspondía con la imagen del místico aislado en su torre de marfil mortificando su carne... imagen que en cambio si que darán muchos de los posteriores místicos cristianos, o pensemos en los yoguis de la India, me viene a la mente la imágen de un San Jerónimo, por ejemplo, dándose pedradas en el pecho y siento la misma repugnancia que debía sentir Plotino ante algo así, en fin, que Plotino no tiene nada que ver con aquellos que no parecían compaginar su amor por Dios con el amor por la humanidad. 

Contemplación. Plotino tuvo varias experiencias místicas durante su vida, no fueron muchas por lo visto, pero sí las suficientes para que influyeran notablemente en su pensamiento y en su modo de vivir, para él la vida no era sino la preparación con la unión final con lo absoluto, con aquello de lo que emanaba la existencia del mundo. 

Una preparación que se realizaba durante toda la vida y que de vez en cuando, si uno era digno de ello, o si las condiciones eran propicias, nos permitía atisbar a través de la práctica contemplativa aquello que estaba más allá. Esa experiencia que los practicantes del budismo Zen denominan satori o "pequeña iluminación", breve pero intensa y sobre todo transformadora, por lo visto quien llega a experimentarla no lo olvida jamás. Alguien podrá decir lo mismo de una experiencia muy traumática, pero lo cierto es que abundan en la historia testimonios, y en casi todas las culturas, de que tales "experiencias cumbre", se producen. El mismo Sócrates por lo visto tuvo alguna de ellas... ¿no estará acaso relacionada su negativa a escribir con el hecho de haber vivido alguna de estas experiencias?, podría existir alguna conexión en su desprecio por la palabra escrita, menosprecio que no tuvo su discípulo Platón, con la certeza de conocer los límites del lenguaje y la imposibilidad de poner por escrito ciertas cosas.


Con experiencias místicas o sin ellas, lo cierto es que Plotino no dejó de orientar su filosofía a este fin, la vida no era sino un camino de perfección que resumen perfectamente sus últimas palabras pronunciadas según Porfirio, su biógrafo, Me esfuerzo por elevar lo que en mí hay de divino a lo que hay de divino en el universo, resumen perfectamente la actitud del filósofo y de todo su pensamiento, en el caso de Plotino, actitud y pensamiento, tal y como sucedía con los mejores filósofos de la antigüedad, forman un todo inseparable. 

Esa preparación para unir lo que hay en la naturaleza humana de divino con la divinidad, se realizaba a través sobre todo de una práctica contemplativa. Naturalmente el estudio y la preparación filosóficas tenían también su importancia, que era mucha, pero no sabemos que ninguno de sus discípulos como Amelio o el mismo Porfirio llegasen a tener experiencias místicas como las de su maestro, de hecho ni siquiera lo entendieron cuando en una ocasión le pidieron que acudiese con ellos a un ritual religioso y él les contestó que "eran los dioses los que tenían que ir a verle a él"... palabras arrogantes e impías, aparentemente, y mal interpretadas, pero que expresan una de las ideas de su filosofía, que Dios anida en cada ser humano, que lo divino está presente ya en cada uno de nosotros y no hacen falta ni templos ni rituales si uno ya ha consagrado su vida a la contemplación tal y como hizo él. Para Plotino era innecesario, él era ya su propio Dios, sacerdote y guía espiritual. 

Su forma de relacionarse con los demás no desmiente sus palabras, amable, de buen carácter, siempre dispuesto a ayudar. Le eran confiadas la administración de hijos de nobles romanos, y también su educación, era alguien en quien todo el mundo confiaba y él siempre estaba presente para los demás... no evitó que el fin de su vida fuese triste y terminase prácticamente solo y enfermo, pero seguramente había ya llegado a un punto en su vida en que él estaba ya por encima incluso de eso.


"Regresa a tí mismo y mira: si aún no te ves bello, haz como el escultor de una estatua que ha de salirle hermosa: quita, raspa, pule y limpia hasta que hace aparecer un bello rostro en la estatua. También tú, quita todo lo que sea superfluo, endereza todo lo que es tortuoso, limpia todo lo que esté oscuro, abrillántala y no ceses de "esculpir" tu propia "estatua" hasta que resplandezca en ti el divino esplendor de la virtud, hasta que no veas "la Sabiduría en pie sobre su sagrado pedestal". ¿Has llegado a esto? ¿Has visto esto? [...] Si ves que te has convertido en esto, convirtiéndote tú mismo en una visión al adquirir confianza en ti mismo y ascender hacia lo alto, al tiempo que permaneces en este mundo, sin necesidad ya de quien te guíe, entonces ¡fija intensamente los ojos y mira!"


Enéadas (I, 6, 9, 7)


Esa invitación a mirar, a captar lo que hay de perfecto y simple en un mundo aparentemente imperfecto y múltiple, esa mirada inocente que busca los primeros principios, la esencia de todo, que trata de abarcar la totalidad del cuadro y dejar de enredarse en detalles... una mirada común a los místicos de todas las épocas, una atención concentrada de la que no tenemos muchos detalles si había una práctica meditativa concreta o una práctica semejante a la del yoga, pero que sin duda alguna era sistemática. Si Plotino hubiera sido indú, hubiese escogido sin duda lo que estos denominan camino del "Jana Yoga", o sendero del conocimiento, dominado por una poderosa mente no hubiera podido ser de otro modo. Es curioso que una filosofía, en esencia tan sencilla, tuviese una traducción en las Enéadas de un pensamiento tan complejo. 




No voy a extenderme aquí ya en el tema de la metafísica expuesta en las Enéadas, en las tres hipóstasis, en la definición... o más bien indefinición de lo Uno, la Totalidad, Dios tal y como lo comenta el filósofo griego, de lo que es emanado a raíz de lo anterior, es decir lo inteligible, el Nous, Logos, Espíritu o mundo de las formas perfectas, de lo que emana finalmente en la tercera hipóstasis el Alma del mundo, que engloba el alma individual y finalmente la materia que la encapsula. La metafísica de Plotino viene a ser todo un original vademecum de la filosofía de su época y los mil años anteriores... porque el punto de partida de Plotino no es Platón, ni mucho menos, hay que buscar la raíz de su pensamiento ya en los primeros filósofos siglos anteriores a Platón y su intento de definir la realidad y encontrar la esencia constitutiva del mundo y la realidad. Hasta ese punto nada más y nada menos. Pero es que hay más... ¿qué decir de su teoría sobre la estética?, que decir de la asimilación de lo bello a lo bueno, la importancia del bien, que emana directamente de lo Uno, la ascensión hacia su orígen del ser humano que perfecciona su alma a través de la práctica de las virtudes... habitualmente uno lee a filósofos pesimistas que hablan de la angustia de la existencia (existencialistas), de aquellos que consideran que hay algo malvado y torcido en nuestra misma naturaleza (Ciorán), de que cualquier cualidad que consideremos exclusiva del ser humano no es más que algo necesariamente negativo, o trágico etc etc... Plotino nos dice que el ser humano no es más que una ventana abierta al infinito, que no es más que la voluntad creadora del universo mirándose a sí misma, que somos inmensos realmente, a pesar de lo frágil y vil de nuestra naturaleza corporal, porque somos interiormente algo que participa de la misma esencia del universo mismo y que anhela encontrarse con su fuente, y que todo ese desasosiego interior no es más que la nostalgia de un exilio, un deseo siempre insatisfecho cuyo origen no es otro que el deseo de volver a casa.


Oriente.
Cuando en el año 243 Plotino se une a la expedición del emperador Gordiano a Mesopotamia pretendía por lo visto contactar con sabios persas e hindúes, no consiguió su propósito y tras el fracaso de la expedición, la derrota romana y el asesinato del emperador suerte tuvo con salir con vida de allí... pero hay algo que no comentan ni Pierre, ni Oriol ni Ignacio, seguramente porque es bien evidente ¿porqué Plotino marcha hacia oriente estando dispuesto a jugarse la vida?, porque ya ha tomado contacto con las escuelas de pensamiento oriental que debían ser ya conocidas en la zona oriental del imperio romano y también por supuesto en Roma, tengo claro que su maestro de entonces, Amonio Saccas, a cuyas clases asistió durante once años, tuvo forzosamente que proporcionarle conocimientos sobre esas culturas, conocimientos que captaron la curiosidad y la imaginación de un ya no tan joven Plotino que estuvo dispuesto a emprender una aventura. Cuando comencé a leer las ideas de este filósofo me encontré con una sensación de deja vù permanente, precisamente en la filosofía del Vedanta que ya conocía un poco. Ya se que Sankara, su fundador oficial es posterior, del siglo séptimo creo, pero es igual, el hinduismo y sus diferentes corrientes de pensamiento eran ya antiguas en época de Plotino... más de hecho que la misma filosofía griega.


Reinterpretación de Platón, creación, o más bien reformulación, de una cosmología propia... un sistema que pretendía explicarlo todo. Mística de corte oriental, influencias de estoicos, gnósticos... incluso también de pensadores materialistas. La filosofía de Plotino es precisamente por ello tan compleja... filosofía altamente especulativa, masturbación mental dirán algunos, pero a la vez basada en principios absolutamente simples, porque en esencia se trata de eso precisamente, búsqueda de lo absolutamente simple, eliminación de lo superfluo... hay tantos Plotinos como gente que ha escrito o pensado sobre él. En los ensayos sobre el filósofo y místico nos encontramos habitualmente con tantas aclaraciones sobre tal o cual palabra empleada, sobre los sentidos de las mismas, sobre las diferencias entre el significado que él le da aquí y Platón le da allá... que bueno, bien para los especialistas y desde luego algo de indispensable para entenderle, pero solo hasta cierto punto. Lo grande del ensayo de Hadot es que nos oculta esta complejidad, nos selecciona algunos de los fragmentos más interesantes de las Enéadas y sobre todo nos extrae la quintaesencia del significado y lo hace de forma hermosa y poética, nada complicada, y que precisamente por ello este es el ÚNICO ensayo sobre Plotino que resulta del todo indispensable, que yo sepa claro.


"Todo es transparente, no hay nada que sea oscuro o resistente; todas las cosas son visibles para todas las cosas, hasta el interior, así como todas las cosas, pues la luz es transparente para la luz, y, en efecto, cada cosa posee en ella a todas las cosas, y también ve todas las cosas en cada cosa, de manera que en todas partes todas las cosas están ahí, cada cosa es todas las cosas y todas las cosas son cada cosa, y el esplendor no tiene límites"

Enéadas (V, 8, 4, 4)

"¿De qué modo está presente la Naturaleza primera [es decir, el Espíritu divino que contiene el mundo de las Formas] en todas las cosas? Como una Vida única. Pues, en un ser vivo, la Vida no se detiene en un punto más allá del cual ya no sería capaz de extenderse en el todo, sino que está en todas partes en él. Si quieres comprender la infinitud que brota eternamente de ella, su naturaleza infatigable, inasible, que nunca desfallece y que, de algún modo, bulle en ella misma de la vida, si entonces concentras tu atención en un lugar o si fijas la mirada en un punto, no la encontrarás en ese lugar. Antes bien, te sucederá justo lo contrario".

Enéadas (VI, 5, 12, 1)

"Somos pues, Todo y Uno. Sin embargo al mirar al exterior, en la dirección opuesta a la del origen en el cual estamos suspendidos desconocemos que somos uno, como unos rostros vueltos hacia el exterior que, en el interior, se unieran en un solo vértice. Pero si alguien pudiera darse la vuelta, ya fuera espontáneamente o porque tuviera la suerte de que Atenea tirara de sus cabellos, vería a Dios, y a sí mismo y al Todo"

Enéadas (VI, 5, 7, 6)

"El hombre de bien alcanza unos principios y unas normas superiores, y, a partir de ahí, actuará conforme a dichos principios y dichas normas. Por ejemplo, en el caso de la templanza para él ya no se tratará de la aplicación de la norma que hasta ese momento había admitido, sino de separarse totalmente de ella, tanto como sea posible, y no vivir una vida de hombre, esa vida que era la de un hombre de bien según el juicio de la virtud social. Al abandonar esa vida, elige otra, la vida divina"

Enéadas (I, 2, 7, 22)




Termino este largo, demasiado largo lo se ;-), post con las siempre elegantes palabras de Pierre Hadot:

"Es cierto que en este libro he insistido en el valor que Plotino concede al mundo sensible; lo cual quiere decir que, a sus ojos, éste no es más ue una realidad degradada e inferior de la que hay que alejarse. Sin embargo, ¿no es posible descubrir también lo indecible, lo misterioso, lo trascendente, lo Absoluto tal vez, en la riqueza inagotable del momento presente y en la contemplación de la realidad más concreta, más banal, más cotidiana, más humilde, más inmediata, y no es posible presentir ahí la Presencia siempre presente? "Suprime todas las cosas", decía Plotino. Sin embargo, estableciendo una vivaz contradicción, ¿no sería preciso decir también: "Acoge todas las cosas"?.



Lo mejor: Posiblemente el mejor trabajo del filósofo e historiador Pierre Hadot, una obra maestra de la divulgación filosófica que cuesta trabajo quitarse de las manos y no ceder a la tentación de leer una y otra vez, pues en cada lectura nos vuelve a decir cosas nuevas. Una maravilla que nos descubre esa otra maravilla del pensamiento del último gran filósofo griego. Ese capítulo donde se nos guía y orienta en la lectura de las Enéadas, acerca del mejor orden posible para su lectura, es simplemente imprescindible, vamos como todo el ensayo.

Lo peor: Demasiado tiempo esperando leerlo, bien por la editorial al tenerlo en su catálogo, mal por haber tardado demasiado tiempo en volverlo a editar... doce años. Aquellos que ya hayan profundizado de alguna manera en la filosofía de Plotino posiblemente lo considerarán demasiado simple, o bien, poco útil para una lectura intensiva de su gran obra, y es que si ya el texto original tiene dificultad, las interpretaciones y relecturas, en clave filosófica o filológica de Plotino simplemente asustan. Ni que decir tiene que nadie que no sea aficionado a la filosofía, especialmente a la filosofía antigua, y a los temas de carácter espiritual se acerque a este libro, o a este post ;-).



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