jueves, 3 de diciembre de 2015

Estética del Polo Norte


Ficha: "Estética del Polo Norte", Michel Onfray, Gallo Nero Ediciones, 173 páginas, ISBN: 9788 416 529 209

No podía imaginar Michel Onfray, cuando ayudaba a su padre a sembrar patatas en el campo en aquel lejano verano de 1.969, que treinta años después para conmemorar el ochenta cumpleaños de su progenitor ,ambos padre e hijo, emprenderían un viaje a las lejanas, desoladas e inmensas tierras de la isla de Baffin. Fue a raíz de una respuesta que su padre, hombre de pocas palabras, le dio a su parlanchín y seguramente algo insufrible hijo... le dijo que de poder realizar el viaje de sus sueños lo haría al Polo Norte, probablemente no se le ocurría otro lugar más alejado y solitario donde pudiera estar lejos de tantas cosas que le hartaban en este mundo... sea como fuere Michel, que es hombre de palabra donde los haya, le obsequió en su ancianidad con este viaje soñado, y le otorgó por lo tanto con el mejor regalo que un hijo le puede dar a un padre en su vejez, su compañía permanente y el cumplimiento de un deseo que nunca imaginó que una vez se vería cumplido. 

Este libro es un emotivo homenaje del gran filósofo galo, subrayo lo de gran, a su progenitor... si en su recomendable "La fuerza de existir" hacía las paces con su madre y en cierta forma se disculpaba con ella por haberla odiado durante años, en este pequeño librito de hermosa factura, editado por una minúscula editorial madrileña, no deja de recalcar la gratitud que siente hacia su padre, un humilde agricultor que trabajaba las tierras de otros y que nunca pudo abandonar el umbral de la pobreza, fue gracias sobre todo al trabajo, brutal, y los sacrificios de toda una vida del mismo por lo que Michel pudo ir a la universidad, y doctorarse en filosofía a los 27 años, algo que él siempre tuvo muy presente.

Este trabajo fue publicado en francés en el año 2.002 y ha sido editado por primera vez en castellano este mismo año. Deben quedar al menos una docena de obras suyas sin traducir y es bueno que poco a poco vayan apareciendo, y también reeditándose algunas que ya son complicadas de encontrar. Onfray, como tantas veces he comentado aquí, no es plato para todos los gustos, pero es uno de esos filósofos de los que no puedes decir que da lo mismo que estén o no, que pueda afirmarse que son prescindibles o que no dejen huella en el lector, algo que se puede decir de bastantes escritores mediocres que están de más, pero no es el caso, para nada, del filósofo francés.

Estética del Polo Norte es un viaje a uno de los territorios más extremos del planeta, pero también es un viaje interior, así de entrada nos encontramos con el "shock" sufrido por el viajero que llega por primera vez a la tierra de Baffin, más allá del círculo polar, y se topa con la realidad geográfica, física y humana de un lugar que parece salido de las pesadillas. La figura humana se empequeñece, se torna insignificante, esas tierras yermas donde la huella humana se disuelve y uno queda arrojado a la soledad cruda y desnuda del cosmos, apenas se moleste en alejarse de los minúsculos asentamientos humanos que la salpican (Baffin con una superficie casi equivalente a la de España no llega a los once mil habitantes)... la piedra desnuda, la soledad, el clima extremo... son elementos que golpean con fuerza la conciencia de un escritor sensible proveniente de cálidas latitudes, Onfray no aparta la mirada, se deja herir, su mirada va más allá y resulta sorprendente el partido que llega a sacar, solamente en el primer capítulo, de la geografía física de un lugar tan aparentemente vacío como este.

Primero la piedra, luego el frío y su efecto en el cuerpo, la sensación de soledad... un texto sorprendentemente denso y rico, trufado de adjetivos, condensado, donde el autor escatima las palabras a conciencia pero no las ideas, donde se deja llevar y se recrea una y otra vez en los diferentes temas con un lenguaje lleno de lirismo:

"Lo vasto coincide con la desmesura, con lo inmenso. Asusta, angustia al hombre, le enfrenta a su condición de partícula impotente, infinitamente más pequeña. Ante la explosión glacial de un iceberg, viendo venir la ola de varios metros de alto, azul y blanca, pero desafiante como un tifón, todo individuo se siente como una brizna de paja, entiende su cuerpo como una cosa pequeña, frágil, efímera, incluso ridícula, llamada a desaparecer, mientras que todo lo que le rodea persiste por tiempo indefinido. Eternidad de los elementos y vacuidad de la persona, tiempo lento y prolongado de las piedras, del agua y del aire contra el tiempo rápido y breve de los hombres y de sus ridículas preocupaciones"

En su segunda parte el libro abandona la perspectiva individual de un observador fascinado y asombrado por el espectáculo de esas tierras y se centra en la gente que vive allí, los inuits serán los protagonistas durante casi todo el resto del libro, su sociedad, sus características, su relación con el entorno, su historia, lenguaje, rituales, mitología... su forma de ser, su organización... y también su tragedia. Onfray, como no podría ser de otra forma, no se queda corto a la hora de denunciar su situación, la canallada perpetrada por los gobiernos de EEUU y Canadá que los ha reducido a una caricatura de lo que antaño fue uno de los pueblos más singulares de la Tierra, el que vive en condiciones más extremas, el más sociable y a la vez el más implacable, porque si ha habido un pueblo en la historia más adaptado y fundido con su entorno, con el clima, la geografía y la fauna ha sido precisamente el inuit, el mal llamado "esquimal" que en su lengua deriva de "eskimo" o comedor de carne cruda, de ahí que consideren dicho apodo como ofensivo y hace mucho que adoptasen el más auténtico "inuit", es decir "el pueblo".

Michel no dejará de cargar las tintas contra los vicios de la colonización, con la política de subvenciones, con la contaminación de esas tierras tanto de ideas consumistas, totalmente ajenas a su cultura, como de la contaminación física, del aplastamiento de la identidad indígena a cambio de una limosna en forma de subsidios, un falso y ridículo estado autónomo de Canadá "Nunavut", la destrucción sistemática de su cultura a través de la contaminación audiovisual que aporta la televisión, y la introducción traumática en una sociedad de consumo que allí parece más fuera de lugar que en ninguna parte... por no hablar del crimen perpetrado contra su lengua, contra su religión, importando la de otros lugares que nada tienen que ver... es difícil dejar de estremecerse ante el cuadro pintado por Onfray de la realidad existente en esas latitudes y no sentir un poco de rabia, seguramente esa misma que el mismo escritor galo siente ante la contemplación de las injusticias de este mundo, enfocada en esta ocasión en ese lugar y sus gentes.

"La ociosidad triunfa gracias a las subvenciones del Estado canadiense. El dinero les llega a raudales, como si así se enmendasen los errores y la impericia del gobierno norteamericano. Distribuir sobres, aumentar la burocracia con el propósito de permitir los repartos, crear desde cero Nunavut, justificarlo con falsos motivos, conseguir finalmente una maquinaria que reemplace al poder central, generando un sistema generalizado de mendicidad y asistencia que abarque el conjunto del territorio. La dependencia desemboca en esta relación humillante, que parece humanitaria pero es despectiva y despreciable"

El libro termina con unas páginas sacadas de un libro del autor que no ha sido publicado aún en castellano, que yo sepa, "El deseo de ser un volcán", escrito en 1.992 y dedicadas a su padre... de nuevo vuelve a pulsar el nervio y ese punto sensible que cualquier lector que haya querido, y perdido, a su padre, posee... gracias Michel.

Lo mejor: No calificaría a este librito como la mejor obra de este singular filósofo, ahí está, por ejemplo, el primer tomo de su contrahistoria de la filosofía, o ese curioso tandem formado por "La fuerza de existir" y "Política del rebelde", pero sin duda que hay fragmentos y episodios del mismo que están a la altura de lo mejor que ha escrito. Un libro más que recomendable para los seguidores del filósofo y digno de ser leído y releído en más de una ocasión. Recomendable también para aquellos osados viajeros que estén planeando una incursión en algún territorio más allá del círculo polar... que vayan prevenidos ;-).

Lo peor: No es el trabajo que yo recomendaría para comenzar a leer a Onfray, su excesivo coste en relación con su extensión, resultado por un lado de una cuidada edición y su publicación en una editorial muy pequeña, echará para atrás a más de un curioso lector. Solo puedo recomendarlo para los seguidores incondicionales del autor, como un servidor.

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