martes, 29 de diciembre de 2015

El mundo bajo los párpados


Ficha: "El mundo bajo los párpados", Jacobo Fitz-James Stuart y Martinez de Irujo (Jacobo Siruela), ediciones Atalanta, 350 páginas, ISBN: 978 84 937784 5 3

Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, y por lo visto buena parte de ese tiempo lo vivimos bajo el influjo de los sueños; todos soñamos, todos visitamos a diario ese enigmático mundo del que apenas solemos recordar gran cosa al despertar...  y no importa porque el viaje que nos lleva a la tierra de los sueños es siempre de ida y vuelta. Durante el periodo de vigilia no podemos dejar de pensar, en ocasiones podemos controlar y dirigir los pensamientos, aunque sea brevemente... sin embargo el mundo onírico escapa a nuestro control, un mundo extraño, irracional, cargado de imágenes de nuestro subconsciente... un mundo en ocasiones maravilloso y agradable, la mayoría de las veces simplemente raro, y de vez en cuando un mundo de horror y pesadilla que abandonamos al despertar en medio de una gran sensación de alivio. Forma parte de nuestra vida, la parte más escondida, rara y oculta de la misma, pero asimismo también la parte más despreciada y olvidada.

En este primer ensayo de Jacobo Siruela, editor y fundador de "Ediciones Atalanta", nos conduce a ese mundo perpetuamente ignorado y extraño de los sueños, de su mano nos introducimos de lleno en un viaje a través de la historia de los sueños y conoceremos a diferentes estudiosos del fenómeno onírico desde muy diferentes perspectivas. Veremos que el tema es lo suficientemente rico como para prestarse a estudio desde muy diferentes ángulos y diversas interpretaciones.

El sueño y la historia.
La vinculación entre los sueños y la historia se tratarán en su primer capítulo, no solamente el influjo de los mismos a través de las ensoñaciones, y posteriores interpretaciones de los poderosos, sino  también a su vinculación con el espíritu de los tiempos en cada momento... muy acertada la cita de Hegel "si reuniéramos los sueños de un momento histórico determinado veríamos surgir una exactísima imagen del espíritu de ese periodo". El sueño como producto de la imaginación y de las imágenes residuales de nuestra memoria, pero también de nuestros anhelos y sentimientos más íntimos, no solamente de aquellos que evitamos mostrar a los demás, sino también de aquellos que reprimimos y negamos de forma consciente o inconsciente incluso a nosotros mismos. Muy interesante el trabajo señalado de Carlotte Beradt y su radiografía de los miedos inconscientes de Alemania en la época nazi, a través de los aparentemente inocentes relatos de sueños de sus paisanos en el comienzo del libro.



Y es que los sueños han sido un elemento constante a través de la historia, sueños de gloria y poder, de riquezas, de conocimiento... o simplemente de angustia ante el futuro y sobre decisiones a tomar, no es extraño que su interpretación haya estado vinculada a hechos históricos, la historia sin la interpretación de los sueños, acertada o no, no sería la misma. Los casos, sobre todo en la antigüedad, donde se creía firmemente en el valor profético del sueño y su influencia en el curso de los acontecimientos, más allá de la pura anécdota y la especulación, fueron muy numerosos. El autor nos mostrará una buena colección de casos curiosos y nos hará lamentar, junto a él, que nadie les haya prestado más atención y de que "a la historia de los hombres despiertos le falta, como clamaba Lichtenberg, una historia de los hombres que duermen". Historias sugerentes, que en ocasiones muestran unas increíbles coincidencias entre lo soñado y lo acontecido en la realidad, una conexión que el autor no se cansará de mostrar una y otra vez, no tomando partido por la credulidad... pero induciendo al lector a pensar que la conexión entre el mundo psíquico y los acontecimientos de la realidad quizás sea algo más que una quimera. Creencias y especulaciones aparte de lo que no cabe duda es que el viaje que nos propone Jacobo Siruela es cualquier cosa menos aburrido :-)

El sueño inspirador de artistas, científicos y filósofos tomará rápidamente el relevo, interesante el ejemplo detallado de Descartes, esas ensoñaciones del filósofo francés que fueron el pistoletazo de salida de la moderna filosofía, y es que en el anárquico y salvaje mundo de los sueños las ideas carecen de cadenas y condicionamientos que sí tienen en el estado de vigilia, generalmente con resultados estériles, es verdad... pero cuando se produce una feliz coincidencia surge la chispa. El libro se hace eco de ideas geniales aparecidas en la mente de investigadores, matemáticos y científicos durante el sueño y que fueron el embrión de importantes descubrimientos, aunque por supuesto será en el arte donde estas semillas encuentren el terreno más propicio para brotar... innumerables artistas, especialmente pintores y escritores, han encontrado la inspiración en el mundo de los sueños.

"La historia de los sueños aún no ha sido escrita, y probablemente nunca lo será. No deja de ser sorprendente que, después de tanta experiencia onírica acumulada a lo largo del tiempo, tan digna de recuerdo,el ser humano todavía no haya asumido la importancia que tiene el onirismo en la historia humana y simplemente continúe viviendo su "segunda vida", como si no tuviese ningún valor, ni formase parte de sí mismo"

El sueño y lo sagrado.
El segundo capítulo nos introducirá en la relación entre el mundo de los sueños y las antiguas religiones, si a partir de la era de la ilustración el mundo de los sueños quedó relegado con desdén a un papel marginal y fue sistemáticamente ignorado como algo sin valor, como meros desechos de una actividad cerebral a la que no había que buscar sentido alguno, aunque luego habría voces discrepantes con esa actitud; en la antigüedad el sueño tuvo un carácter sagrado, la apariencia entre la muerte y el sueño, las visiones oníricas que creían que habían sido inducidas por la divinidad y que solamente determinados sacerdotes o intérpretes podían descifrar, constituían una actitud tan opuesta a la actual que forzosamente tiene que llamarnos mucho la atención. Templos consagrados a la interpretación de los sueños, ritos iniciáticos en los que se hacía penetrar a los aspirantes en oscuras cavernas... donde indudablemente serían presa de sueños, y alucinaciones que posteriormente habría que interpretar... sacerdotes especializados en la interpretación de los sueños. Nada ocurría por que sí en el mundo antiguo, la naturaleza y el cosmos entendidos como un todo donde se fundía por igual el aspecto material sensible y el psíquico-espiritual debía por fuerza prestar atención a ese viaje onírico diario. Creencias, mitos,  rituales, leyendas... sueños, todo se funde en una espesa e indefinida amalgama. Aquí el autor se "desmelena" un poco, y como buen conocedor de la antigüedad nos mostrará mil y un detalles de este vínculo entre el mundo onírico y la espiritualidad antigua.

Es de agradecer que exponga el tema sin caer en la pedantería o en abusar en los tecnicismos, nos encontraremos como lectores pisando siempre terreno firme... especialmente interesante es esa esa detallada historia del mito de Esculapio, dios de la medicina, del que un servidor desconocía su vínculo con el mundo onírico y toda la parafernalia que le rodeaba, y ese retrato de la mitología como primitiva psicología y su gran potencial simbólico. El sueño, su vínculo con la espiritualidad antigua y su poder curativo serán los protagonistas de un interesante apartado del libro que explora también el mundo de la superstición y el poder de la creencia en la curación de las enfermedades, aunque sea en el caso de aquellas de claro orígen psicosomático, alusiones a la superstición que otorgaba poder curativo a las manos de un rey, a la estrafalaria figura de Antón Mesmer, al testimonio de un escéptico Montaigne, que no obstante termina por reconocer el poder de la sugestión y la mente en casos excepcionales de curaciones. En definitiva una llamada, que será atendida o no por el lector en función del grado de escepticismo que posea su carácter, a abrir la mente y dejar entrar una visión más completa de la naturaleza del mundo, más allá por lo apuntado por la razón.

"Así, a modo de conjuro protector, la conciencia crítica lanza sus afilados dardos contra toda experiencia que parece trascender el ámbito del relato racional, cuando habría que preguntarse si esos límites no son artificiales y restrictivos, y si la cuestión de fondo no se reduce a esta sencilla e incómoda pregunta: ¿puede en verdad el eunuco opinar sobre el orgasmo?"




Sueño y espacio, el sueño lúcido.
Habitualmente damos por sentado que los sueños son incontrolables, y es así en casi todos los casos... pero hay un tipo de sueños muy especiales, completamente reales y muy bien documentados a lo largo de la historia de sueños en los que el durmiente tiene verdadera conciencia de estar durmiendo. Poco necesita insistir Jacobo Siruela en este punto porque un servidor, y creo que casi todo el mundo, ha tenido alguna experiencia de este tipo; sueños donde existe la conciencia clara de estar soñando y donde nuestro habitual punto de observador en el estado de vigilia obtiene su contrapartida en el estado onírico, uno se convierte en explorador de un mundo creado por su propia mente... suena alucinante y marea pensar en ello, pero es completamente real. Hay testimonios tan antiguos en la historia como aquel de Aristóteles o San Agustín recogidos en el libro, pero no hay que remontarse a épocas tan remotas, autores de trabajos relacionados con el mundo de los sueños y las experiencias propias de sueños lúcidos, y otros que no, aparecen en la obra de Ouspenski, Willen van Eeden, y especialmente d' Hervey de Saint-Denys... estos "onironautas" no presumían de tener poderes o cualidades especiales, simplemente eran investigadores de la psique humana que se acostaban cada noche con un bloc de notas y un lápiz en la mesita de noche, con la firme voluntad de transcribir cualquier experiencia onírica que pudieran recordar al día siguiente al despertar... justo como puede hacer cualquiera. Con paciencia y tesón, habría muchos días que no podrían recordar nada, iban desarrollando esa habilidad y en el caso de este último, H. Saint-Denys, se llegaron a transcribir cientos y cientos de sueños... en ocasiones acompañados de dibujos. En muchos de ellos había tenido la clara conciencia de estar soñando... estas experiencias junto con algunas curiosas "leyes" redactadas por este consumado onironauta serán expuestas en este fascinante capítulo: "No se puede dormir sin estar soñando", "Pensar una cosa equivale a soñar con ella", "Todas las imágenes y sensaciones de nuestros sueños emanan de los recuerdos de nuestra vida real", "La voluntad y la conciencia pueden conservarse durante el sueño para dirigir el recorrido del espíritu a través del mundo de las ilusiones"... serán sus conclusiones.

"¿Qué es entonces el espacio onírico? Saint-Denys lo explicó con justeza y detalle. La memoria ofrece todos los materiales y la imaginación les insufla la vida. Tal es el escenario, pero ésta no es la cuestión, pues este escenario es un espacio vacío, animado por sombras y apariencias huecas. La cuestión radica en conocer cuál es la naturaleza del autor de la obra que ahí se representa"

Un capítulo apasionante, que tendrá su conclusión con el curioso invento de Alan Worsley que en 1.975 inventó un aparato para realizar mediciones de electroencefalograma de personas durmiendo, capaces de detectar los movimientos REM y grabar entonces la actividad cerebral... demostrando que el sueño lúcido era una realidad. Y el curioso chisme inventado en los setenta que llegaba a medio-despertar al durmiente con suaves parpadeos de luz roja en cuanto este entraba en fase REM... induciendo al sueño lúcido, al que se le publicitaban una serie de propiedades curativas, todo pura charlatanería, con fines comerciales.

Sueño y tiempo.
Durante los sueños no solo se trastoca el espacio, con visitas a lugares imaginarios y cambiantes fruto de nuestra imaginación, también la habitual e implacable flecha temporal en la que vivimos inmersos en nuestro estado de vigilia sufre alteraciones... el tiempo se alarga y se encoge como si fuera de goma, salta atrás y adelante, pues como muy bien escribe Jacobo Siruela en este fascinante ensayo, si no existe el espacio ¿porqué no tendría que sufrir alteraciones el tiempo habida cuenta del vínculo tan estrecho existente entre ambos? ... incluso hay constancia de experiencias en sueños donde el tiempo marcha "hacia atrás" y la flecha del tiempo se invierte:

"Pero todo esto parece más bien irrisorio cuando reparamos en lo erróneo que resulta epistemológicamente localizar el tiempo onírico en la dimensión física. Los pensamientos y las emociones no se pueden medir de un modo temporal, al menos si queremos evitar el absurdo. Del mismo modo, el sueño no se desenvuelve en ningún tiempo físico, su desarrollo corre paralelo a la dimensión material"

"El tiempo onírico no pertenece al mundo físico sino al mundo psíquico, y toda su fenomenología ha de entenderse fuera de las leyes espacio-temporales de la materia, ya que la única y verdadera sustancia del tiempo onírico descansa en la experiencia interior. El sueño es pura psique, y el tiempo psíquico obra de otra manera."

Abandonamos aquí el detallado relato de la obra de los investigadores de los sueños y nos metemos de lleno en la especulación, en terrenos más filosóficos... y más apreciados por este que aquí escribe, pues si en los capítulos anteriores el autor se convertía principalmente en un narrador de historia aquí cambia su papel por el de verdadero ensayista y trata de "sentar cátedra" en este terreno tan nebuloso, algo que es de agradecer... pensamientos sobre la naturaleza de los sueños, sobre los límites aceptables de la credulidad y de la apertura de mente... "El escepticismo es el mejor refugio de la inteligencia, pero también puede ser el más estéril, ya que la calidad del escepticismo sólo puede apreciarse en una mentalidad abierta y cáustica; de lo contrario, el escéptico no utiliza su reserva como consecuencia de una actitud crítica, sino como una máscara gregaria tras la cual se ocultan lugares comunes" ... simplemente brillante :-).

Tras este apartado fuertemente filosófico el libro "afloja" un poco la presión y se nos narrará alguna que otra historia, sacada de la literatura y del mito, en la que los sueños tenían ese carácter de ruptura del tiempo y profético, el sueño como predicción tomará el papel principal y asistiremos a entretenidos relatos, como el de Gerolamo Cardano, y su historia de un sueño profético y curativo, o la anécdota contada por Dickens sobre un sueño premonitorio que experimentó... Mark Twain, y Nietzshe se sumarán a esta colección de historias sorprendentes... Grahan Greene será otro de los escritores atrapados por la fascinación de los sueños y su interpretación profética, incluso un escéptico y agnóstico radical como Arthur Schopenhauer se interesó por el fenómeno. El autor se mete aquí en los terrenos más resbaladizos y especulativos del libro al intentar ligar ese vaivén temporal y ese cambio de rumbo de la flecha temporal en el mundo de los sueños con el mundo real, pues si los sueños son indicadores del subconsciente y este también actúa sobre nuestro comportamiento en el estado de vigilia sin que nos demos cuenta... ¿no podría existir una relación entre los sueños y sucesos acaecidos en la realidad?, como siempre será el lector quien vea asomar sus dudas, preste atención a estas ideas o simplemente las deseche de un plumazo, lo que me ha gustado más de este ensayo es esa postura del autor donde ni cree ni deja de creer, pero se esfuerza en mostrar otras posibilidades y deja que las conclusiones las tome el lector, mostrando a cambio una serie de sugerentes ideas y haciéndole pensar.

Con la figura de C. G. Jung y su teoría de la sincronicidad y los arquetipos el libro entra en su fase más especulativa, aparecerá, como no, también la teoría cuántica y su indeterminación... un viaje en el que el lector asistirá tan perplejo como fascinado a las ideas que expone el autor, que se guardará siempre de exponer una conclusión definitiva o decantarse claramente por una u otra explicación, y es que no se trata de negar la validez de la ciencia o su método, no se trata de atacar una visión extremadamente racional del funcionamiento del cosmos, sino más bien, de exponer que otras visiones más amplias pueden tener también su validez o por lo menos apuntar a lugares donde quizás en un futuro la ciencia encuentre evidencias. Termina este excepcional, y teórico, capítulo con la obra y vida de John Willian Dunne, y sus trabajos sobre el mundo de los sueños y el tiempo donde se nos narra sus impresionantes experiencias sobre los sueños premonitorios... ideales para dejar "pensativo" al más pintado :-)

"Pero otra observación de mayor calado fue cobrando cada vez más entidad en su investigación: los sueños son un revoltijo de imágenes y experiencias tanto pasadas como futuras, barajadas en la misma proporción. Mucha parte de lo que soñamos no versa sobre circunstancias del pasado, como afirma el psicoanálisis, sino sobre acontecimientos del futuro; y si no reparamos en ello es debido a lo frágil que resulta nuestra memora"


Sueño y muerte.
El sueño y la muerte, serán los protagonistas del último capítulo del libro, sus semejanzas desde la antigüedad con esos hermanos mellizos, Hipno y Tánato, dueños del mundo de los sueños y de la muerte, la metáfora que iguala el sueño y la muerte en la literatura (presente por ejemplo en el monólogo de Hamlet), la idea de la muerte en la filosofía y su analogía con el sueño, el miedo a lo desconocido cuyo ejemplo máximo es el miedo a la muerte... son múltiples los ejemplos en la historia de la literatura de todos los tiempos... la muerte en los tiempos actuales y la visión que de la misma se tenía en el pasado, toda una visión crítica de una de las máximas de la modernidad, la negación y la ocultación de la muerte, y la sustitución del protagonismo del moribundo por el de los familiares que le sobreviven. Aquí Jacobo Siruela se "moja" y toma definitivamente partido si no por una creencia en una vida en el más allá, al menos por un claro agnosticismo:

"Por eso se ha dicho tantas veces que el único sentido racional que tiene la muerte es la confrontación del ser con la nada. Pero esta forma de pensar, esta ideología que suele saludarse como un logro de la madurez intelectual alcanzada gracias a la evolución del espíritu crítico contemplada en toda su desnudez, no es más que un simple postulado, una creencia como tantas otras. Dado que el hecho de no haberse podido demostrar la existencia de una continuidad post mórtem no significa que no exista tal posibilidad, sino solamente que su verificación ha resultado ser imposible"

Aquí ya me parece que el autor pierde un poco el pie... y parece llegar a la conclusión que puesto que la ciencia no puede asegurar la inexistencia del alma o una conciencia desligada de lo material, y puestos a "creer", mejor creer en algo, mejor suspender el juicio y mejor admitir que no sabemos... por lo tanto mejor dejar la pregunta sin respuesta y que cada cual crea en lo que desee, igualando la creencia en la persistencia del espíritu tras la muerte y la destrucción del mismo junto con el elemento material... de momento nada que objetar a dicha opción ya que hay demasiadas preguntas por contestar por parte de la ciencia, demasiados campos donde tiene poco o nada que decir... bueno, una actitud respetable que este lector no comparte, ya que hasta ahora, que yo sepa, no se han encontrado evidencias que respalden una visión alternativa a la proporcionada, hasta ahora, por la ciencia... pero ¿quién sabe si en el futuro no será así?... de momento lo seguiremos buscando en el mundo de los sueños ;-)

Otra cosa es crítica que Jacobo hace de la modernidad y su trato con la muerte, ahí si que no puedo dejar de darle la razón al 100%:

"La huida constante de la muerte es la evidencia más sangrante del fracaso existencial del mundo moderno. El gran espíritu extrovertido, impulsor de las más brillantes conquistas del conocimiento, contrasta vivamente con la falta de sentido que se respira en todo el mundo que ha creado, y el punto en el que confluyen todas las coordenadas de esa dolorosa pérdida de significado se condensa en la ansiedad que produce esperar la muerte".

Aparte de este denso y apasionante ensayo no puedo dejar de alabar el excepcional trabajo desarrollado por la editorial Atalanta y su fundador, autor de este ensayo, al incluir en su catálogo libros simplemente imprescindibles, libros que nos devuelven el placer de leer elevado a la enésima potencia... aquí ya he comentado "Una historia secreta de la consciencia" de Gary Lachman, un libro que si bien me dejó un sabor agridulce también es verdad que me proporcionó un buen número de horas de interesante lectura. "Manual de filosofía portátil" de Juan Arnau, el mejor ensayo filosófico que he leído y uno de esos libros que se pueden denominar "obra maestra" sin caer en la exageración, y por supuesto esa maravilla, no exenta de objeciones y polémicas en los comentarios adjuntos de este blog, que es "La pasión de la mente occidental" de Richard Tarnas. ¿Qué más puedo añadir?, que si no existieran editoriales como esta habría que inventarlas, una pena que la calidad lleve siempre aparejada un precio elevado, no puede ser de otra forma, afortunadamente siempre existe el recurso del préstamo de las bibliotecas públicas como en este caso :-)

Lo mejor: Un ensayo valiente e interesante, muy bien escrito y original que nos remite a esa parte de nuestra vida tan menospreciada e ignorada, que hace pensar, apela a la inteligencia del lector y sobre todo que se disfruta de principio a fin. Me ha gustado mucho ese intento de equilibrio entre realidad y ficción, entre especulación y hechos probados, entre ciencia y metafísica... no era fácil encontrar en muchas ocasiones una actitud equidistante, no siempre se logra, pero en general creo que sí, y es algo bastante meritorio e inusual. Muy buen trabajo.

Lo peor: Como todo libro que se ubica valientemente en tierra de nadie, en un limbo donde la confusión, la malinterpretación y el exceso son tentaciones permanentes, es fácil que pueda recibir críticas tanto de aquellos lectores más impregnados de espíritu racional y científico, como de aquellos más aficionados a la especulación pseudocientífica... aunque me ha gustado mucho, he notado en demasiadas ocasiones una marcada tendencia a esto último, en mi opinión quizás debido, y esto si que es especulativo y opinable lo reconozco, a una falta de verdadera formación científica del autor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario