miércoles, 14 de octubre de 2015

En casa



"Las casas son repositorios asombrosamente complejos. Lo que descubrí, para sorpresa mía, es que todo lo que sucede en el mundo —todo lo que se descubre, o se crea, o todo aquello por lo que se pelea amargamente— acaba terminando, de una manera u otra, en tu casa. Guerras, hambrunas, la Revolución industrial, la Ilustración, todo está ahí, en los sofás y las cajoneras, escondido entre los pliegues de las cortinas, en la aterciopelada suavidad de las almohadas, en la pintura de las paredes y el agua de las cañerías. Y por ello la historia de la vida doméstica no es solo una historia sobre camas, sofás y cocinas, como más o menos me imaginé que iba a ser, sino sobre escorbuto, guano, la Torre Eiffel, chinches, profanación de tumbas y prácticamente todo lo que ha sucedido. Las casas no son el refugio de la historia. Son el lugar donde termina la historia."


Ficha:  "En casa. Una breve historia de la vida privada", Bill Bryson, editorial RBA, 672 páginas, ISBN: 978 849 0060940

En el comienzo de escribir este blog, enero de 2.009, tuve la oportunidad de comentar un curioso libro de divulgación científica escrito por un autor británico para mí desconocido,  Bill Bryson. "Una breve historia de casi todo" me pareció por aquel tiempo, y me lo sigue pareciendo ahora, uno de los mejores libros de divulgación científica que se habían escrito en mucho tiempo... y para mi sorpresa pude comprobar que su autor era un periodista casi especializado en libros sobre viajes... aquello rompía el prejuicio que yo tenía por aquel entonces de que para escribir bien sobre ciencia era indispensable tener grandes conocimientos sobre la misma, o al menos ser un hombre de "ciencia", al estilo de Carl Sagan o Isaac Asimov... nada de eso, con sentido del humor, buen estilo y una buena base documental y el asesoramiento puntual y preciso de expertos en tal o cual tema se puede llegar muy lejos en el campo de la divulgación. Posiblemente este fue el libro de su género más vendido de esa década y puedo seguir recomendando su lectura igualmente, con el valor añadido de que su autor ha dejado de ser un ilustre desconocido y podemos ver su nombre en un buen puñado de títulos ya traducidos al castellano.

Bill Bryson vuelve a su buen hacer como divulgador en este curioso e interesante ensayo, en esta ocasión pone en su punto de mira la historia... pero no la Historia con mayúsculas, esa crónica de grandes descubrimientos, guerras, revoluciones, ascensos y caídas del poder y grandes eventos (que los hay en el libro), sino el marco en el que se desarrolla esa historia que a todos nos han enseñado en la escuela, aquí estamos ante la vida cotidiana de sus protagonistas y la gente de a pie, aquella que la vive y la sufre. Bill toma como punto de partida una casa antigua edificada en el siglo XIX donde reside actualmente, una antigua rectoría de un pastor rural en un pueblecito de la campiña inglesa, y tomándola como punto de partida irá elemento por elemento, habitación a habitación, relatando la historia de cada parte de la casa, en aquel tiempo, mucho antes y en lo que posteriormente tenemos en las casas "modernas".

La temática de la que se habla es virtualmente infinita, materiales de construcción, utilización de las diferentes habitaciones e historia de cada elemento que componen una vivienda, desde el mobiliario a las cortinas y el papel pintado, desde los cacharros de la cocina al teléfono, desde el salón al desván... y todo ello con la referencia reiterativa a la Inglaterra que tan bien conoce, con especial atención a la época victoriana y sin retroceder en el tiempo, generalmente, más de siglo y medio desde ese punto. No parece un periodo temporal demasiado amplio como para dar mucho juego... total hablamos de tres siglos o algo menos (aunque hayan algunas referencias y notas de tiempos más antiguos), sin embargo, la cantidad de innovaciones técnicas y elementos que se introdujeron en los hogares, por no hablar de los cambios en la mentalidad de cada época de esos siglos recientes llegan a marear. 



La labor documental del Sr. Bryson y su habilidad para hacernos ameno el relato es fenomenal, no hay un solo punto de aridez y rutina en su libro, nunca sabemos donde vamos a ir a parar en la siguiente página, en el siguiente capítulo... su libertad de a la hora de elegir el tema llega al extremo de que por ejemplo cuando toca hablar del pasillo  nos encontramos con la historia del teléfono, o por ejemplo, se nos contará la historia de la elaboración de la sal o el comercio de las especias al llegar al comedor y hablar de lo que se encontraba encima de la mesa a la hora de comer... el dormitorio dará también lugar a jugosas, y terribles, historias sobre el sexo y la salud de nuestros antepasados, temas como la higiene, el aseo diario, el alcantarillado, el trabajo en la industria y las minas, la pobreza y las desigualdades sociales, la discriminación de la mujer, el sentido de la estética a la hora de contemplar el paisaje, la fabricación de los muebles, los estilos arquitectónicos, la devastación del medio ambiente... no hay palo que no se toque, no hay elemento insustancial que no quede transformado en las manos de Bryson en una emocionante historia con desenlace inesperado, o menos según el caso, y donde no se nos hable con pelos y señales de sus protagonistas... muchos de los cuales, sino su gran mayoría, serán completamente desconocidos por el lector, incluso por aquellos que presumen de conocer la historia. De hecho una de las grandes bazas de este libro es justamente esa... demostrarnos una y otra vez lo enormemente ignorantes que somos en este siglo XXI de tan corta andadura sobre nuestro pasado más reciente y sobre la historia de tantas y tantas cosas que tenemos a nuestro alrededor y que poco menos que damos por hechas.

Cuando lees este libro es casi imposible no sentir escalofríos cuando llegamos a diversos apartados, especialmente aquellos que afectan a la salud... pocos dichos son tan falsos como aquel que reza "cualquier tiempo pasado fue mejor... ", si a algún lector le quedaba alguna fantasía de viajar en el tiempo al pasado y vivir en una época anterior... bueno, este libro debería quitarle de raíz cualquier deseo de ese tipo y convertir un viaje al pasado en un excelente material para la más cruda de las pesadillas :-). Me han gustado muchas cosas de este libro, pero la más importante quizás sea el comprobar, con pena eso sí, como muchas personas de nuestro tiempo podrían encajar perfectamente ,en cuanto a mentalidad se refiere, a las que nos encontramos en la Inglaterra victoriana del XIX con su desprecio a los pobres y la "culpabilización" de aquellos que encima sufren injusticias y desigualdades... los avances tecnológicos y sociales no han terminado de concretarse tampoco en una mentalidad completamente "moderna" en todos los sentidos y algunos "victorianos" descritos por Bryson con un adecuado cambio de atuendo podrían pasar por británicos, o europeos en general, de nuestros días... por desgracia. 

Lo mejor: Una gran obra que lo tiene todo, amena, sorprendente, instructiva, divertida y a la vez terrible, muestra de la ignorancia y estupidez del género humano, pero también de su tesón, ingenio y capacidad de lucha y adaptación. Bryson si ya demostró que se puede escribir un libro excelente sobre ciencia sin ser científico con este nos demuestra que se puede hacer lo mismo con la historia sin ser historiador... no puedo imaginar un libro de historia mejor y más entretenido que este. El lector con buena memoria va a quedar dotado de un buen arsenal de anécdotas y chascarrillos para comentar con los amigos y la familia a la hora de la comida o el café, eso sí, tendrá que tener cuidado con no herir susceptibilidades y caer en el mal gusto :-).

Lo peor: La vena periodística y humorística del Sr. Bryson termina saliendo con frecuencia y le veremos poner demasiado el acento en detalles sórdidos y escabrosos, en la anécdota más que en la generalización, y en el morbo más que en lo común y corriente... se agradecen estas llamadas de atención y sensacionalismo que dan color a la narración... pero en ocasiones se pasa de la raya en su interés por mostrarnos la cara más sucia y escatológica de esos bonitos, para algunos ignorantes, tiempos pasados. La excesiva centralización en la Gran Bretaña del XIX encantará a algunos, como en mi caso que lo considero uno de los muchos atractivos del libro, pero aburrirá a otros que hubieran preferido a un escritor menos volcado en la realidad particular del lugar donde vive o una menor atención al mundo anglosajón. Sin duda que un autor español, francés o italiano hubieran escrito un libro completamente diferente al de Bryson... aunque siempre me queda la pregunta ¿podrían haberlo hecho mejor?, de momento aquí queda este sorprendente y maravilloso libro.

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