martes, 1 de septiembre de 2015

El lobo estepario



"Hay momentos en los que toda generación se encuentra extraviada entre dos épocas, entre dos estilos de vida, de tal suerte, que tiene que perder toda naturalidad, toda norma, toda seguridad e inocencia."


Ficha: "El lobo estepario", Hermann Hesse, Ediciones Gernika, 188 páginas, ISBN: 9789686378016. Edición descatalogada adquirida de segunda mano.

Hace unos meses en un mercadillo de segunda mano pude adquirir este libro para así completar mi pequeña colección de las obras de Hesse, tras leer a comienzos de 2.013 sus conocidas "Siddharta" y "Demian" me faltaba sobre todo esta otra para completar esa especie de trilogía de las obras más conocidas del gran escritor suizo-alemán.

Era la lectura perfecta para llevar conmigo en uno de mis viajes de este verano, una novela en formato de bolsillo ideal para leer en cualquier lugar y que como cualquiera de las de este autor lleva fácilmente al engaño, ya que leer a Hesse es participar en otro viaje, en este caso a las profundidades de la psique humana y del sentido de la vida.

Al igual que las ya reseñadas anteriormente me he encontrado con más de lo mismo, un profundo retrato de una personalidad compleja y apasionante, en este caso de su protagonista Henry Haller, nótese la coincidencia de las iniciales con las del propio Hesse, hay más coincidencias ya que la edad del protagonista coincide con la edad que tenía el propio autor en el momento de su escritura... está claro desde el principio, y también en consonancia con las novelas ya leídas de este autor, que Hesse había volcado mucho de sí mismo en la narración. No es de extrañar que este completo y obsesivo retrato psicológico de Haller no sea en esencia más que una confesión, por supuesto muy fantástica y distorsionada, del retrato del mismo autor que se escudaba en la ficción para dar rienda suelta no solo a su imaginación, sino para plasmar a modo de terapia sus demonios personales sobre el papel.

La trama de la novela no puede ser más simple, a una pensión de una ciudad alemana llega un misterioso inquilino, de edad madura, rondando ya los cincuenta, con un aspecto entre sobrio y elegante, educado, culto... vamos el aspecto normal y casi burgués de un ciudadano acomodado de la época, solo que hay algo que no cuadra del todo, algo hay que parece desentonar en el conjunto, en su mirada, en sus ojos y sus gestos... señales de una poderosa y encarnizada lucha interior.

Así se nos retrata en tercera persona a través de otro ocupante de la pensión, posteriormente será el mismo Haller el que nos hablará en primera persona y nos revelará su lucha interna, Haller se califica a sí mismo de "Lobo estepario". Externamente es un hombre convencional que apenas llama la atención, pero interiormente vive un terrible conflicto entre quien aparenta ser y quien verdaderamente es. Esa personalidad doble, encarnada alegóricamente en la figura de un solitario lobo de la estepa viene a representar el instinto, el desprecio de los convencionalismos, el ansia de libertad de un animal salvaje y a la vez el deseo de transcendencia de un ser profundamente espiritual y enemigo declarado de las normas sociales, un ser antisocial por naturaleza que se estremece ante el arte más elevado, que se cree o se sabe especial, atrapado en un cuerpo y un papel que aborrece.

Alguien en suma en perpetua lucha consigo mismo, contra la necesidad de seguir al rebaño y llevar una vida de apariencias... una lucha donde en ocasiones gana el "hombre", y se pliega a las necesidades materiales de comodidad y seguridad, y en otras gana el "lobo estepario" y recorre las calles a altas horas de la noche sumido en el desprecio a sí mismo y con la necesidad imperiosa de beber para olvidar ese conflicto que lo desangra por dentro.

La introducción de elementos fantásticos no era nueva en la obra de Hesse, aquí tomará diversas formas, desde ese panfleto que un desconocido le pasa a Haller en medio de la noche donde podrá leer el "tractatus del lobo estepario", un escrito dedicado a todos los que son como él y donde Hesse de forma admirable dará otra vuelta de tuerca a la interpretación de ese conflicto interno que sume a Haller en la desesperación, a ese imaginado teatro donde en la última parte de la novela la fantasía  alucinatoria toma las riendas de la narración.



El protagonista llega a un punto donde ya lo único que le mantiene con vida es la posibilidad de un suicidio que ponga fin a su desesperación, no he podido evitar recordar al protagonista de "Tengo una pistola" de mi paisano Enrique Rubio, y por supuesto no he podido evitar evocar también a la filosofía de Emil Ciorán para quien la idea de la posibilidad del suicidio, en el colmo del pesimismo, era también reconfortante. Llegado a ese punto en el que Haller no se soporta más a sí mismo... y donde también tengo que decirlo, Hesse pone también a prueba la paciencia del lector con semejante personaje ;-), tendrá un encuentro fortuíto con una mujer, Armanda, que abrirá súbitamente otras posibilidades, realmente inesperadas, en su vida.

En ocasiones he criticado la fórmula de escribir mediante largas y compactas parrafadas sin líneas de diálogo en alguna que otra novela, esa forma de presentar el texto en esta novela se convierte, no obstante, en todo un acierto. Ese discurso obsesivo con múltiples oraciones subordinadas, ese monólogo interior, en este caso preñado de brillantes pensamientos, viene al pelo a lo que Hesse nos quiere contar en esta historia. No he leído ninguna otra con un argumento tan raquítico y tan escueto que se podría resumir en cinco líneas, y en cambio tan absorbente... el lector tiene la sensación de estar leyendo algo grande, una obra que tuvo desde el comienzo vocación de clásico y donde el autor se desangró completamente, vamos que como se dice vulgarmente "echó el resto". Y es que todo, absolutamente todo lo que uno podría entender y leer entre líneas de Siddharta y Demian, todo eso y más está aquí, y en ocasiones de una forma más fresca y directa. No me extraña que en la red abunden las selecciones de fragmentos de "El lobo estepario", si hay alguna novela que merece el calificativo de clásico, en el sentido de que nunca pasará de moda, o de obra de "culto" es precisamente esta.

Reflexiones sobre la soledad, sobre el significado de la vida, sobre el amor, la muerte, el destino... esta novela de Hesse seguramente contiene más filosofía, mucha más, que voluminosos ensayos teóricos. Me quedo en particular con la descripción de Armanda, verdadero alter-ego del protagonista, con la relación con María, encarnación del encanto del mundo, con esa trascendencia de la dualidad hombre-lobo descrita en la última parte del "tractatus", y especialmente con el discurso que un Mozart fantasmal le larga a nuestro protagonista, cada vez más empequeñecido y ridiculizado, esa alegoría de la música sublime fluyendo a través de un renqueante aparato de radio me parece de lo mejor de la obra. Quizás el final no esté a la altura del resto de la narración... demasiado abierto a interpretaciones, pero es que esta no es una novela al uso, como comentaba ya hace tiempo cuando comencé a leer a Hesse, y al igual que hacía el danés Soren Kierkegaard, sus novelas no son más que ensayos filosóficos camuflados, más o menos, y por ello merecen un lugar en ambos mundos. 

“La soledad era fría, es cierto, pero también era tranquila, maravillosamente tranquila y grande, como el tranquilo espacio frío en el que se mueven las estrellas.”

“Nacimiento significa desunión de todo, anulación de la dolorosa individualidad. Dios significa ensanchar tanto el alma que pueda volver a abarcar todo.”

“Estos inmortales no dieron la espalda a la vida si no que construyeron mundos admirables mediante una sublimación amorosa de las menudencias que, también, componen la existencia.”

Destacar por último que la novela anticipaba el conflicto de la Segunda Guerra Mundial, se hacía eco del ambiente beligerante y militarista que impregnaba a Alemania a finales de los años veinte, todavía tendría que llegar la tremenda sacudida de la crisis del 29 que culminaría con el ascenso del nazismo... pero ya se estaba en aquel momento oliendo el futuro desastre, al menos Hesse era consciente de ello y no tuvo reparos en plasmarlo en la narración convirtiendo a H. Haller en un "pájaro de mal agüero" que denunciaba la situación, algo que seguramente hacía también él mismo.

Lo mejor: Probablemente la mejor y más conocida obra de Hesse, un escritor que ganó merecidamente el Nobel en 1.946, y que todo buen aficionado a la lectura debería conocer. Un escritor de otro tiempo y completamente fuera de serie, sin duda uno de los grandes del siglo XX. Compleja y fascinante, engaña por su brevedad, dentro fluye todo un mundo que merece ser visitado en más de una ocasión.

Lo peor: La riqueza de matices, la obsesión por la psicología del personaje, las dobles lecturas y las frases grandielocuentes cargadas de adjetivos no serán del gusto del lector amante de obras más ligeras. Tampoco la práctica ausencia, en buena parte de la obra, de acción ayuda demasiado. Es una novela donde externamente en casi su mitad no sucede absolutamente nada y donde en cambio se nos lleva de viaje a las interioridades de una personalidad fascinante... puede gustar, en mi caso el libro me fascinó, o resultar en extremo cargante, al igual que el personaje... si Hesse quería hacernos partícipes de la lucha de Haller contra el mundo lo consigue, también consigue hacérnoslo parecer simpático, a veces, y también excesivo y pesado la mayor parte del tiempo. Uno no sabe ya al final si desearle lo mejor o lo peor al ver que el pobre, a pesar de toda su grandielocuencia y asunción de su excepcionalidad, en el fondo no es más que un tonto patético y sin remedio. La novela termina con un "regusto" a raro, un final abierto que se presta a diferentes interpretaciones, al estilo de otras ya leídas del mismo autor, especialmente "Damien", que quizás la estropee un poco.


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