jueves, 30 de octubre de 2014

Las obras esenciales de la Filosofía


"No debe esperarse, de esta incursión, que los visitantes salgan bien pertrechados o entrenados en cuestiones filosóficas, y mucho menos debe aspirarse a obtener título o diploma alguno. El objetivo del paseo no es el análisis profundo, sino el tener un primer contacto de conocimiento en medio de una atmósfera relajada. Por lo demás, algunos libros secos e inaccesibles pueden mostrarse, gracias a este viaje, desde su lado más atractivo: todos ellos tienen una historia propia y muy personal, y todos se ocupan de cuestiones que, una vez liberadas del polvillo académico, se nos aparecen bajo una nueva luz, una luz, además, más interesante"


Ficha: "Las obras esenciales de la Filosofía", Robrert Zimmer, editorial Ariel, 277 páginas, ISBN: 9788 434401495

Tuve la oportunidad de hojear en varias ocasiones este libro en la librería de unos grandes almacenes antes de decidirme por su compra, comenzaba a interesarme por temas filosóficos y era uno de esos títulos que me parecían idóneos para comenzar a leer algo sobre el tema... algo así como un primer “hilo del que tirar”. Finalmente fue la dedicación de uno de sus capítulos a “Los ensayos” de Michel de Montaigne lo que me animó a comprarlo, en aquel entonces adquiría cualquier cosa relacionada con el sabio francés. Posteriormente el libro terminó casi olvidado en mi biblioteca, principalmente debido a la lectura de otras obras similares, enfocadas al público no especializado y que trataban de introducir al lector en el mundo de la filosofía. O bien a través de la biografía de los más grandes filósofos como: “La aventura del pensar” del afamado Fernando Savater, la deliciosa “Una historia de la filosofía para la vida cotidiana”, o incluso la divertida e irreverente “La leyenda dorada de la filosofía” de Francisco Giménez Gracia; o bien a través de un ensayo organizado en torno a las grandes obras de la filosofía como “La caverna de Platón y otras delicias de la filosofía” de Nigel Warburton. Un título este último que para mí es imprescindible tener en mente a la hora de comentar este libro ya que viendo las similitudes de uno y otro es interesante establecer una comparación.

Evidentemente cualquier selección de obras filosóficas, tal y como señala el autor en el prólogo, y también Nigel hace lo propio en el suyo, es algo subjetivo y hasta cierto punto arbitrario. Si Warburton evita incluir obras demasiado áridas y complejas en su selección, más completa que la de Zimmerman, es para evitarle incomodidades y problemas a los lectores que les llevase a constatar en sus carnes el consabido tópico de la dificultad y oscuridad de los textos filosóficos, una verdad solo a medias, y que les terminara alejando de la filosofía. Zimmerman por el contrario no duda en recomendar libros reconocidamente difíciles y nada adecuados para el lector neófito, como “La crítica de la razón pura” de Kant, o “Ser y tiempo” de Heidegger, el criterio aparte de las evidentes preferencias personales del autor ha sido según sus propias palabras en el prólogo el elegir obras que no solamente fueron importantes para la historia de la filosofía, sino que además trascendieron el ámbito de la misma y que, hasta cierto punto, podrían interesar a lectores habituales de otros géneros. Por otra parte se notan, y mucho, las preferencias personales de ambos autores. Warburton por ejemplo dedica espacio a más obras de autores anglosajones, especialmente a los empiristas británicos del siglo XVII, mientras que Zimmerman solo dedica un capítulo a una obra de Locke, también comentada por Warburton.

La selección tanto de obras como de filósofos es diferente en ambos libros, aunque hay varias coincidencias que me han resultado interesantes porque me han permitido constatar las diferencias de enfoque entre uno y otro divulgador filosófico. Nigel es más sistemático, más académico, se pone más en la piel del estudiante de filosofía y del lector que quiere un comentario lo más amplio posible sobre la obra que se comenta y no desea conocer tantos datos biográficos... o que simplemente prefiere centrarse casi exclusivamente en el libro comentado, analizando su repercusión posterior y también las opiniones en contra generadas además de proponer una bibliografía para seguir ampliando las lecturas relacionadas. 


Zimmerman en cambio mezcla durante el comentario a cada una de las obras datos biográficos del autor cuando lo considera necesario, junto con referencias a otras obras contemporáneas o pasadas. Si el autor británico se esfuerza en proporcionar un análisis lo más completo posible en el escaso espacio disponible, el autor germano ante todo trata de captar la esencia del significado de la misma, dejar claras las ideas fundamentales y tratar de despertar en el lector el vivo deseo de sumergirse en la obra filosófica comentada. Un cometido que a mi parecer logra con brillantez, porque si Warburton peca de seco y demasiado académico ,seguramente en aras de una utilidad de su libro, Zimmerman está en el lado opuesto, no duda en entremezclar datos biográficos de los autores y mostrar las líneas maestras de su pensamiento de la forma más sencilla posible, y lo hace de una forma brillante e inspirada. Una pena que no haya más libros suyos traducidos al castellano... este es de momento su mayor éxito, fue durante semanas uno de los libros de no ficción más vendidos en Alemania y ha sido traducido ya a más de una docena de idiomas, algo desde luego poco frecuente para un libro de divulgación filosófica.

“La República” de Platón, “Confesiones” de San Agustín, “El príncipe” de Nicolás Maquiavelo, "Los ensayos" de Montaigne, "El discurso del método" de René Descartes, "Pensamientos" de Blaise Pascal, "Dos ensayos sobre el gobierno civil" de John Locke, "Crítica de la razón pura" de Inmanuel Kant, "El mundo como voluntad y representación" de Schopenhauer, "O lo uno o lo otro" de Kierkegaard, "El capital" de Marx, "Así habló Zaratustra" de Nietzsche, "Tractatus logico-philosophicus" de Wittgenstein, "Ser y tiempo" de Martin Heidegger, "La sociedad abierta y sus enemigos" de Karl Popper... y finalmente "Teoría de la justicia" de John Rawls… una selección personal donde como reza el tópico “son todos los que están, pero no están todos los que son”. 

Alguno hay que personalmente quitaría, también hay ausencias notables... pero en general me ha gustado mucho la selección, es más, he incluido ya el de Popper en mi lista, siempre creciente, de libros pendientes de leer gracias a la persuasiva prosa de Zimmer, el libro es una delicia, se lee con sumo placer y constituye un excelente "aperitivo" para lanzarse a la aventura de embarcarse en la lectura de cualquiera de las obras expuestas en este breve pero bonito ensayo. 

Lo mejor: Ameno, instructivo, iluminador... Robert Zimmer ofrece una obra perfecta para iniciarse en las lecturas filosóficas, su selección quizás parezca demasiado breve o imperfecta, pero puedo constatar que es un libro que se lee fácilmente y que consigue convencer al lector de la importancia de las obras analizadas. El libro es muy bueno y constituye una puerta de entrada a la filosofía excelente... aunque también algo tramposa, como veremos a continuación.

Lo peor: Quizás otros lectores prefieran una introducción a la filosofía articulada por biografías o por temas. Hay otras selecciones, como la aludida de N. Warburton, más completas y seguramente más idóneas para el estudioso... personalmente quitaría a Heidegger de la selección y escogería otra obra de Nietzsche, cuestión de gustos supongo, por no hablar de omisiones especialmente sangrantes como Spinoza o Hume, aunque si hay que asumir el principal criterio de selección del filósofo alemán en relación a la importancia de las obras no solo respecto a la filosofía sino con otros ámbitos como la historia, seguramente sería complicado escoger una lista de dieciséis libros muy diferente a esta. 

Otra cosa es que haya obras en la misma que sean recomendables a los lectores neófitos... por mucho que se expliquen las ideas fundamentales de la obra comentada de Kant o la de Heidegger, por ejemplo, será complicado hacer que textos a priori tan difíciles, y no solo para aficionados, puedan llegar a gustar al lector carente de una buena, o muy buena, formación... y es precisamente a ese lector al que no le sirven ya guías como esta si está en dicho nivel.



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