sábado, 8 de marzo de 2014

Africanus, el hijo del cónsul

Ficha: "Africanus, el hijo del cónsul", Santiago Posteguillo, Ediciones B, 1.397 páginas (edición en formato "librino"), ISBN: 978 84 666 4646 8

Tras mi afortunada incursión en la obra del escritor valenciano con "Los asesinos del emperador", comentada aquí hace poco más de un mes, me quedaron muchas ganas de seguir leyendo sus novelas. Decidí no obstante continuar no con la segunda parte de la trilogía de Trajano, "Circo Máximo", recientemente publicada, sino con la anterior trilogía que le dió fama a su autor, la dedicada a Escipión el Africano, así dejaba tiempo mientras salía la versión en rústica de esta más reciente trilogía todavía inconclusa. Aparte de ser más caros no terminan de gustarme demasiado los libros de tapa dura, son ideales para una obra que hay que conservar y releer cada cierto tiempo pero los considero demasiado aparatosos para una novela que probablemente no volveré a leer.

Hace ya tiempo que le tenía echado el ojo a la trilogía sobre Escipión el Africano, posiblemente por mi interés ya lejano en el tiempo en ese periodo histórico de la segunda guerra púnica sobre el que había ya leído bastante, concretamente un ensayo sobre las guerras púnicas bastante interesante y sobre todo la gran novela histórica "Aníbal" del escritor germano Gisbert Haefs, durante años mi referente, casi único, en el género. Africanos, el hijo del cónsul, Las legiones malditas y La traición de Roma pasaron a engrosar la siempre abultada lista de los libros a adquirir en un "futuro".

De modo que me decidí y al final me hice con la trilogía entera, eso sí en un formato especial, y además por el mismo precio en total que el importe de un solo libro encuadernado en rústica. Tal y como señala acertadamente en este artículo Bernat Ruiz Domènech en su blog, el formato "librino" nació muerto desde el comienzo dado el nulo interés que han mostrado las editoriales españolas en el mismo. Solamente Ediciones B y con una selección de sus títulos más comerciales se han pasado al formato. Tengo que decir no obstante que parte de las críticas que el autor del mencionado artículo vierte sobre este formato no son ciertas, lo que me hace pensar que no ha leído un solo libro encuadernado de esta forma. Concretamente no es verdad que estén mal encuadernados, ni se les caen las hojas ni veo previsible su caída... al menos en este caso. 


Posiblemente el hándicap más grande al que se enfrentan estos libritos sea el tener que pagar, o depender al menos, de una patente holandesa... ahí si coincido con el autor. Lo de necesitar expositores especiales es lo de menos si más editoriales se hubieran lanzado a la aventura, al fin y al cabo el espacio que necesitan es mínimo, se leen con comodidad, pese a que hay que tener cierto cuidado al pasar las páginas. He leído recientemente algún libro de bolsillo en formato tradicional con letra más pequeña y más incómodo de manejar que estos "librinos".

Aparte de eso tengo que mencionar la belleza y el buen y cuidado diseño que ha puesto la editorial, tanto en la trilogía de Santiago Posteguillo como en otros títulos. Una pena que el formato haya quedado finalmente abandonado... en su día se anunció a bombo y platillo como una buena opción que pretendía, y eso ya es más que discutible, plantarle cara al libro electrónico luchando con las mejores opciones del libro en papel. Todo un despropósito pero que al menos sirvió para darle publicidad.

En la librería de los grandes almacenes donde los compré eran ya los únicos supervivientes de una docena de títulos que andaban ya olvidados en un rincón... una verdadera pena porque me parecen mejores que los habituales libros de bolsillo, estos SI que son verdaderos libros de bolsillo... hablo de libros que caben en la palma de la mano, holgadamente en el bolsillo de una chaqueta, y con obras que en su versión estandard supera las setecientas u ochocientas páginas. Una buena idea es una buena idea venga de donde venga. Por desgracia, y estoy seguro de ello, de aquí a poco van a ser un simple objeto de coleccionistas, y si no al tiempo.



Roma de nuevo, pero en esta ocasión la de finales del siglo III antes de nuestra era, una nación que se había erigido ya en una gran potencia en su ámbito geográfico, dominando toda la península Itálica, territorios de la Galia Cisalpina, Córcega, Cerdeña y Sicilia, y que comenzaba a extender su influencia por el norte de la península Ibérica y el mar Adriático. En su expansión se había encontrado con otra gran potencia, Cartago, y ambos rivales, antaño aliados contra las ciudades griegas del sur de la península Itálica y Sicilia, se habían batido ya en una larga guerra de 23 años que terminó en victoria de la potencia itálica. La república romana desde entonces no había hecho otra cosa que expandirse y acrecentar su poderío en esa parte del Mediterraneo mientras que la derrotada Cartago había renunciado a parte de sus posesiones y sobre todo había dejado de ser una gran potencia naval debiendo además de pagar pesados tributos de guerra.

Las cosas no se iban a quedar así durante mucho tiempo, con astucia y habilidad los cartagineses comandados por Amilcar comenzaron a expandirse por la península Ibérica, allí comenzaron a controlar y extraer plata de las minas y demás recursos que les iban a servir en una futura guerra contra Roma. Aunque esta se había erigido con los años en la principal potencia naval del "Mare Nostrum" no estaba a salvo de las ánsias de venganza y expansión del imperio cartaginés. 

El inicio, desarrollo y desenlace de la Segunda Guerra Púnica es de sobra conocido por cualquier interesado en historia antigua, pocos episodios hay tan famosos como la marcha de Aníbal sobre Roma con su legendario cruce de los Alpes, elefantes incluidos, una de las mayores hazañas de la historia militar, sus grandes victorias sobre los romanos, de hecho las mayores de toda la historia... y todo ello para ser finalmente derrotado. Hay un aire de tragedia épica en la historia del gran general cartaginés, sin duda alguna junto con Alejandro Magno y Julio Cesar el más grande militar de la antigüedad... sin embargo paradójicamente su vencedor final, el romano Publio Escipión, apodado tras su victoria "El Africano", no ha sido tratado por la historia como se merece. Es un caso insólito, casi único, en que el vencedor queda ensombrecido por la fama de su rival derrotado. 

Todavía recordaba mi lectura de "Anibal", hace ya más de quince años, como el autor alemán presentaba un cuadro complejo y completo de la personalidad del gran militar cartaginés, del porqué de su guerra contra Roma, que parecía a priori una empresa propia de un loco fanático ávido de venganza al que solo le movía un odio mortal. Nada de eso, Gisbert Haefs conseguía convencer al lector de la necesidad de tal campaña, promover sus simpatías hacia el gran general cartaginés, y hacer ver de paso a los romanos como los "malos" de la película en términos generales. Leyendo aquella gran novela uno llegaba a lamentar el fracaso de la empresa y desear que la historia hubiera tenido un final diferente...

Santiago Posteguillo toma esa misma historia, la amplía enormemente, le añade muchos más detalles, deja que sean los principales protagonistas los personajes históricos sin añadir demasiadas historias paralelas ni invenciones, y crea en mi opinión una obra muy superior contándola desde ambos puntos de vista, el romano y el cartaginés... pero sobre todo desde el primero, ya que será Publio Cornelio Escipión el principal protagonista. La historia comienza con el desembarco en Hispania de Amilcar Barca que junto con su ejército y su jóven hijo Aníbal de trece años comienza la expansión de Cartago en la península Ibérica. Curiosamente estamos en el mismo año del nacimiento de Publio, el autor deja así sellada desde un comienzo la relación que existirá entre la vida de ambos.

Este primer tomo de la trilogía termina con la sorpresiva toma de Cartago Nova, la actual Cartagena, por parte de los romanos comandados por un jóven Publio C. Escipión, una hazaña que el autor se ocupa de subrayar, seguramente nada desdeñable en comparación al paso de los Alpes por Aníbal, dadas las circunstancias con las que se encontraron los romanos en Hipania en aquel momento... la caída de una ciudad aparentemente inexpugnable en un periodo record de menos de una semana. Será el estreno en la guerra como general de un militar romano único en la historia, el primero en ostentar el mando de un ejército consular, dos legiones, sin el cargo de cónsul o proconsul dada su juventud... otro record.

No será el único, como tampoco serán los cartagineses los únicos enemigos de Publio. Roma en aquella época, así como más tarde en las postrimerías de la república e inicios del imperio, era un enjambre de maniobras políticas, alianzas, intrigas... leyendo la biografía del gran militar romano y por supuesto asistiendo al relato de Santiago con él se hace muy cierta la maldición china "así tengas una vida interesante", la vida del más notable de los escipiones fué muy interesante, apasionante incluso. No es extraño que hubiese material sobrado para no una novela, sino una trilogía entera.

Personalmente me ha encantado la inclusión entre los personajes principales de Tito Marcio, más conocido como "Plauto", ha constituido toda una agradable sorpresa, el capítulo dedicado a la representación de la obra de teatro "Asnaria" me parece de lo mejor de todo el libro... demostrando que no hay que recurrir a batallas, asesinatos y demás hechos épicos o sangrientos para crear emoción, intriga y mantener al lector en vilo devorando página tras página.

Y de estas hay a montones en el relato, asedios y caída de ciudades, enormes batallas campales, dolorosas derrotas, sacrificios, tragedias, estrategias políticas y militares, planes descabellados, emboscadas, traiciones... salpicado con notas sobre la dura, durísima vida de aquellos tiempos, pero también con la grandeza de unos personajes hijos de una época donde abundaron los seres extraordinarios para lo bueno y lo malo. Que el lector espere de todo menos aburrirse.




Lo mejor:  Una novela muy entretenida, bien narrada, con la acción cuidadosamente dosificada, una buena "puesta en escena" y repleta de datos históricos interesantes. Entretenimiento puro y duro, si, pero de calidad. No debería, y seguramente no debe ya a estas alturas, quedar ni un solo buen lector aficionado a la novela histórica sin disfrutar de esta trilogía. Su dimensión abultada, 720 páginas en la edición de bolsillo siendo el de menor extensión de los tres, no debe disuadir a nadie de emprender su lectura, se lee con suma facilidad.


Lo peor: Sin duda Santiago Posteguillo es de los escritores que como los buenos vinos mejora con el tiempo, tras leer la primera novela de cada una de las trilogías, la de Escipión y Trajano, me quedo sin duda con la segunda, más ambiciosa y trabajada. De todas formas confío en que en la siguiente entrega de esta trilogía de Escipión, para algunos lectores la mejor de las tres, se note el éxito y la experiencia que le proporcionaron esta primera novela. Hay episodios que hubieran merecido un tratamiento más detallado y no me termina de convencer el retrato que de Aníbal hace Santiago, lo siento pero en ese aspecto concreto me parece muy superior la obra de G. Haefs ya comentada. También me parece muy discutible la interpretación de que el plan original de agresión por tierra a Roma fuese idea original de Amilcar, o que sobreviviese más de un elefante al paso de los Alpes, aunque en la batalla de Cannae solo figure uno acertadamente... pero bueno, detalles sin importancia que no restan un ápice de interés a una buena novela.


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