jueves, 15 de agosto de 2013

Fouché

Ficha: "Fouché. Retrato de un hombre político", autor "Stefan Zweig", Random House Mondatori, 232 páginas, ISBN: 84 8306 992 X

Escribió una vez un célebre filósofo hindú "solo los tontos dan consejos porque nadie los sigue", lo que no deja de ser una verdad a medias en mi caso porque al menos en asuntos de libros suelo seguirlos casi todos. Es más, alguna vez he aprovechado incluso alguno que no iba dirigido a mí. Consciente de que no importa cuanto sea, la vida y el tiempo de que dispone un aficionado a la lectura será siempre insuficiente para leer todo lo que quisiera, suelo aprovechar los buenos consejos sobre lectura porque son como regalos inesperados, atajos que me llevan a descubrir obras y autores que por mí mismo dificilmente hubiera encontrado. Tengo que decir que raramente suelo lamentar el seguirlos.

Y así fue, a través de un consejo que ni siquiera iba dirigido a mí, como descubrí en su día al autor japonés Haruki Murakami, un autor fascinante aunque un poco olvidado por mi parte estos últimos dos años. De modo que me apresuré a recoger un consejo reciente de un compañero de actividades senderistas; no recuerdo ni como ni porqué surgió el nombre de Stefan Zweig en una conversación, el caso es que tras comentarle que había leído un par de obras suyas, comentadas oportunamente aquí, me dijo "lee su novela Fouché"... le daría las gracias en este blog si recordase siquiera su nombre :-). El caso es que recordé el consejo y en mi primera visita a la biblioteca tras el viaje busqué y encontré la novela recomendada, aquí está su comentario.


No comentaré nada aquí sobre la vida y obra de Stefan Zweig porque ya lo hice en su momento; si me gustaría reseñar en cambio que en esta novela, una de sus obras biográficas, encontramos al escritor en plena forma, en su mejor momento, y con todas las virtudes narrativas que lo convierten en uno de los grandes autores del siglo pasado. Stefan posiblemente sea el mejor escritor de biografías noveladas de todos los tiempos. Ese interés por los personajes del pasado dota a su obra de una "atemporalidad" que hace que aun hoy, más de setenta años tras su trágica muerte, siga siendo un autor plenamente actual. Es una percepción muy personal mía y lo se, pero apuesto a que la calidad media de sus escritos es bastante superior a la de la gran mayoría de los autores contemporáneos de novela histórica. He disfrutado enormemente con esta novela de Zweig ¿tiene este hombre algún libro malo o mediocre?, teniendo en cuenta el trabajo de documentación, el pulido y cuidadoso estilo y la emoción, su verdadero toque personal, que sabe impregnar a las obras que he leído de él me costaría mucho creerlo.

Antes de acercarme a este libro desconocía por completo la figura histórica de Joseph Fouché, no me considero un analfabeto en cuestiones históricas y al menos su nombre debería sonarme... sin embargo no ha sido así y me he encontrado con un personaje completamente desconocido, al que no obstante le tocó vivir en uno de los momentos más apasionantes de la historia de Europa y del mundo, la revolución francesa, el gobierno y las guerras de Napoleón Bonaparte y finalmente la restauración borbónica... un total de cinco cambios de régimen, la Convención republicana surgida en la revolución, el Directorio, Napoleón Bonaparte, Luis XVIII, de nuevo Napoleón y finalmente de nuevo con Luis XVIII y la restauración borbónica... en todos ellos ocupó puestos relevantes, comisionado de la convención para la provincia del bajo Loira, represor de la ciudad de Lion, ministro de la policía con el Directorio, posteriormente con Napoleón... durante años saltó de un puesto a otro, siempre influyente, siempre constituyendo un poder en la sombra, temido por los jefes de estado, verdugo de Robespierre, mantuvo una relación tensa y dramática con Napoleón... su cabeza peligró en multitud de ocasiones y siempre supo salir a flote merced a sus cualidades humanas y su inteligencia.

Estas cualidades en su mayoría no eran en absoluto benévolas, una inteligencia brillante fría y calculadora, un gran control de sus emociones, una enorme ambición, impresionante capacidad de trabajo, una casi total ausencia de vicios y de debilidades humanas... salvo su apego por el poder, audacia y valor mezcladas con una enorme dosis de prudencia, sereno, imperturbable... y también despiadado cuando la situación lo requería... y sobre todo, y por encima de todo, carente de escrúpulos y cualquier tipo de ideal, traidor nato, llevó el arte de la traición a sus más altas cotas, nunca tuvo la más mínima fidelidad con nadie que no fuera consigo mismo.

Stefan nos compone un cuadro fascinante de un ser humano excepcional, tanto en lo bueno, su sentido práctico, oportunismo, inteligencia, capacidad de trabajo y ausencia de debilidades, como en lo malo, su desprecio del género humano, su falta de compasión y de cualquier tipo de lealtad. Esa abundancia de cambios de rumbo y de chaqueta, esa traición con toda causa que ya no le interese, ese cinismo extraordinario que le llevó, siempre por pura conveniencia personal, a votar a favor de la muerte de un rey, destruir iglesias y reliquias sagradas, mandar cañonear con metralla y asesinar a más de mil civiles y religiosos indefensos en la represión de Lion durante la revolución francesa, constituirse en el ministro de la policía más eficaz de la historia de Europa ante el cual hasta un Napoleón Bonaparte se veía impotente para controlar sus acciones. Fouché encarna al político "perfecto" al diplomático que sabe nadar entre dos aguas, al intrigante que sabe cuando actuar y cuando refrenarse, que sabe cuando tiene que hablar y lo que tiene que decir... y por supuesto que sabe cuando callar. Todos los que estaban a su alrededor, aunque nominalmente ejercieran cargos más importantes, eran marionetas en sus manos, fue tan temido y odiado como necesitado en los momentos difíciles de aquellos años.

Ante un personaje de tamaña catadura es muy sencillo erigirse en juez y pronunciar una condena... Stefan lo hace, pero tal y como tenía por costumbre en sus biografías, no se contentará con el relato de los hechos, con proporcionar datos al lector y una narración de los acontecimientos más relevantes. Ante todo a Stefan le interesa la naturaleza del hombre del que habla, sus circunstancias, sus motivaciones, penetrar en su psicología y borrar todo rastro de maniqueísmo, de blanco y negro. Así advertiremos que si bien el implacable ministro de la policía en una época de terror tuvo que usar el mismo como herramienta para medrar, e incluso sobrevivir en aquellos tiempos espantosos donde la guillotina hacía horas extras, nunca derramó sangre de forma arbitraria. Mil quinientos o más franceses perecieron debido a sus ordenes en Lion, pero la verdad es que cualquier otro enviado de París para la represión habría hecho lo mismo. 

Nunca se ensució las manos con sangre si pudo evitarlo, Fouché no era un carnicero sino un intrigante, un jugador, un enamorado de los juegos de poder que fueron su única y auténtica pasión. Era un hombre extraño, ni especialmente malo ni evidentemente bueno... simple y completamente amoral. No era el terror ni la fuerza bruta su arma principal, sino la información, en su labor como ministro de la policía creó una red de espías que le hicieron tener en un puño a varios gobiernos... estos caían, se sucedían y realizaban venganzas sobre sus opositores, sin embargo a pesar de varios exilios y caidas en desgracia, a pesar de distintos vaivenes de la fortuna que no siempre le fue favorable, al final volvían a contar con Fouché. 

Stefan se esfuerza en mostrarnos todos los matices de su personalidad, en sacar a la luz sus cualidades positivas... Fouché medró en una situación política excepcionalmente convulsa, fue gracias a esa situación de "río revuelto" como obtuvo sus oportunidades de enriquecerse y sobre todo de ejercer el poder en la sombra de los poderosos... pero también es cierto que fue ante todo un hombre de paz que nunca buscó el conflicto ni fue partidario de guerra alguna, es más, se opuso a las campañas de España y Rusia de Napoleón, aunque no por humanidad sino por prudencia. En medio de la estupidez, las ansias de venganza y la megalomanía él fue siempre el mismo, inteligente, prudente, ambicioso e intrigante, traidor de todas las causas, desagradecido, embustero e inmoral pero en modo alguno un monstruo. La tierna y afectuosa relación que siempre mantuvo con su mujer e hijos le delata, la frugalidad y ausencia de debilidades que suelen corromper a los ricos y poderosos también... Fouché es en verdad todo un regalo para cualquier biógrafo por su complejidad y riqueza de matices.


Lo mejor: La cuidadosa y elegante prosa de Stefan nos proporciona en esta obra un detallado relato de la vida de uno de los personajes más controvertidos, temidos y odiados, de su época. Su apasionante existencia es relatada con todo lujo de detalles, ignoramos cuales han sido inventados y cuales han sido extraídos de los anales de la historia y de las obras de otros autores, no importa demasiado, la habilidad de narrador de S. Zweig seduce y atrapa desde la primera hasta la última página, como siempre la habilidad para pulsar los resortes emocionales del lector es su principal baza. La penetración del autor en la psicología de los personajes, especialmente el duelo de titanes entre Fouché y Talleyrand, y entre el primero y Napoleón es posiblemente lo mejor del libro.


Lo peor: No estamos ante un tratado de historia, aunque Stefan es sincero en cuanto a los momentos y periódos de tiempo de los que no se sabe nada del personaje protagonista, señalando las lagunas existentes en el conocimiento de su vida, es dificil, cuando no imposible, discernir en ocasiones entre el material histórico en el que se ha basado y el añadido de su "cosecha", cuanto ha recogido de las crónicas históricas y cuanto ha inventado, en que punto se ha basado en su innegable erudición y en que punto se ha dejado llevar por la pasión de su capacidad inventiva. En fin, esto es un tema que ya solo puede interesar a los forofos de la historia, indudablemente si no ocurrió todo al 100% tal y como nos lo cuenta Stefan desde luego que si mereció ser así ;-)


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