martes, 26 de abril de 2011

La revolución imparable


Ficha: "La revolución imparable", autor Juan Costa Climent, ed. Espasa, 308 páginas, ISBN: 978 846 703 2925

Andaba curioseando estas pasadas navidades en la sección de libros de divulgación científica de unos conocidos grandes almacenes cuando me encontré este ensayo del que fué Secretario de estado de Hacienda del primer gobierno del Partido Popular, lo cual no era precisamente para mí un mérito que me incitase a su adquisición, más bien todo lo contrario. Sin embargo tras leer la contraportada y echarle una ojeada decidí incluirlo en el lote de libros que estaba comprando para auto-regalarmelo por aquellas fiestas, mis gustos de lectura son tan variados y caprichosos que el peor regalo que se me puede hacer es un libro.

Antes de comenzar su lectura traté de recabar opiniones en Internet de otra gente que lo hubiese leido, y para sorpresa mía me encontré con un par de furibundas opiniones que tachaban a su autor poco menos que de haberse "vendido" a una ideología de izquierda y le reprochaban que lo expuesto en el mismo estuviese en directa contradicción con su pasado político, a partir de ahí empecé a sentir simpatía por Juan Costa, seguramente por el dicho que reza "dime cuales son tus enemigos y te diré quien eres", quien se atrae la enemistad de esos personajillos que pululan tanto por la red que suelen arremeter contra todo aquel que defiende el papel del estado de forma irracional, como toros ante un capote rojo, y que cuando no pueden rebatir ideas centran sus críticas en la persona que las expone, merecen de entrada toda mi atención.

Durante sus cargos políticos con el anterior ejecutivo, Juan Costa tuvo ocasión de viajar por todo el mundo y asistir en persona a la tragedia de las desigualdades abismales entre los paises desarrollados y el tercer mundo, es también por lo que he leido una persona con una profunda preocupación por el tema de la ecología y el medio ambiente, la futura lucha de la comunidad internacional contra el cambio climático y el deterioro del planeta junto con la progresiva eliminación de las desigualdades y la erradicación del hambre constituye el tema central del libro.

El libro comienza presentándonos un panorama verdaderamente desastroso, y por desgracia real, del mundo en el que vivimos. El "apocalipsis según San Juan Climent" sería el chiste fácil, si no fuera porque para nada constituye una exageración, y quien crea lo contrario es porque vive en un a cómoda situación de auto-engaño tan habitual en nuestros días donde estamos a la vez más informados y más desinformados que nunca.

Se habla sin rodeos del cambio climático, últimamente puesto en duda por algún que otro desaprensivo, del agotamiento de los recursos del planeta, del inaceptable nivel de contaminación y de la cada vez mayor separación entre paises rícos que controlan las finanzas y comercio mundiales y a su vez consumen la mayor parte de las materias primas que produce el mundo y los paises pobres, proveedores de dichas materias primas y de mano de obra barata que reciben unas pocas migajas de la riqueza que contribuyen a crear.

El autor cuestiona muchas cosas como el baremo actual del crecimiento económico como único índice de desarrollo y la absurda petición a los paises subdesarrollados para que cuiden su patrimonio mientras viven sumidos en la pobreza. Aunque repite varias veces a lo largo del libro que es defensor del mercado libre cuestiona, y es aquí donde habrá levantado ampollas entre más de un lector, el papel de la empresa privada en algunas cuestiones esenciales como la gestión del agua:


"Creo en el mercado, lo he defendido de forma reiterada a lo largo de este libro. Sin embargo, no estoy con aquellos que lo utilizan para desacreditar todo lo público. La deslegitimación de la función pública con el argumento de que es fuente de ineficiencia y opacidad, y la defensa de la privatización como única alternativa de modernidad, flexibilidad, eficiencia y racionalidad económicas son falacias y, como tales, deben ser combatidas"

¡¡ Ole tus cojones !! :-) ... me temo que tras afirmaciones como esa dificilmente va a figurar en las listas del PP en las próximas elecciones... como cambia la gente cuando viaja un poco y ve la realidad del mundo más allá de nuestro cómodo occidente, ya quisiera un habitante de Níger, país protagonista de un capítulo entero del libro, vivir en su país la crisis española.

Otro tema que habrá levandado la animadversión de muchos lectores "liberales" es la idea de la creación de un impuesto ecológico para las personas y empresas junto con la abolición del impuesto de la renta a las mismas. Naturalmente aunque la palabra "impuesto" hace ponerse en guardia a más de uno hay que leer con atención y reflexionar sobre el cambio que supondría en nuestra vida cotidiana y en la forma de hacer los negocios, parece demasiado simple, pero atendiendo a los razonamientos que el autor vuelca a lo largo del libro creo que es una idea muy a tener en cuenta y que bien llevada a cabo, y esta es la clave, tendría un efecto mayor del que parece.

La crisis energética.El autor habla también del agotamiento de los recursos y de las alternativas a las actuales formas de producción de energía, dedica todo un capítulo a la defensa de la energía nuclear como única alternativa viable, al menos de momento, a la crisis energética que se avecina. Esta será sin duda la parte más polémica del libro por todos aquellos a los que la energía nuclear no nos hace ni pizca de gracia y más teniendo en cuenta las consecuencias del pasado terremoto del Japón. Creo que el autor si tuviera que redactar de nuevo ese capítulo cambiaría bien poco de lo que allí expone. Lo bueno que tiene Juan Costa es que no hace afirmaciones gratuitas, las acompaña de datos y de abundantes disertaciones sobre sus motivos, de modo que aunque no nos guste lo que en ocasiones nos dice es dificil rebatir sus argumentaciones porque la frialdad de las cifras está ahí para quien quiera verlo.

No me cabe la menor duda de que desearía haber escrito lo contrario y decir que las energías "renovables" son la solución, sin embargo no puede hacerlo con los datos en la mano, es de agradecer en ese tema su honestidad... la lectura de este capítulo es imprescindible, tanto si estás a favor como, y sobre todo en ese caso, si estás en contra de la energía nuclear. Se hace también un repaso exhaustivo al tema del agotamiento de los combustibles fósiles, la utilización política de los mismos y el papel que desempeñan en el tema del cambio climático y como este va a condicionar nuestra vida en las próximas décadas.

El agua.Otro capítulo que me ha gustado especialmente es el del tema del agua y de su desigual reparto, aunque ya conocía de sobra la importancia del tema nunca lo había visto tratado con tanta seriedad. Aporta además varios conceptos que creo que son importantes para entender el problema en profundidad, las "green and blue waters" y el "agua virtual". Como habitante de una región con graves problemas de abastecimiento de agua, Murcia, donde este tema se ha vivido con más intensidad que en ningún otro lugar de España, me he sentido muy "tocado" por el mismo, visión de estado y visión global del problema sin apropiaciónes partidistas o regionales de un bien que es de todos es la receta para poner solución a este problema curiosamente casi ausente de los pactos y tratados de comercio internacionales.
Los tres monos.El libro aborda también temas como el crecimiento desenfrenado de la población, con la idea defendida a ultranza por el autor de que el problema no es la superpoblación sino el desigual reparto de la riqueza, la situación que se vive en el tercer mundo y como los paises que componen el mismo están atrapados en la miseria, situación de la que es imposible que salgan por sí mismos. El capítulo dedicado a la experiencia del autor recorriendo Níger, una de las cinco naciones más pobres del mundo, es de lo más interesante, a la par que doloroso de leer... el cuadro expuesto no hace sino corroborar las tesis del autor.

Solo un cambio de mentalidad de nuestros dirigentes y el abandono de la forma de hacer las cosas como se viene haciendo actualmente puede cambiar el mundo... y lo curioso es que este cambio, lo queramos o no, es verdaderamente inevitable porque de aquí a cuarenta años las predicciones no son demasiado halagüeñas, naturalmente no faltarán quienes tachen de pesimista o catastrofista a Juan Costa, dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Un planeta, una economía, un gobierno.Para terminar esta reseña no puedo sino comentar las ideas propuestas a lo largo del libro y las conclusiones finales, que viendo la portada del libro se pueden anticipar, no voy a chafar el argumento a nadie creo, el mundo evoluciona hacia un gobierno y economías globales, el pasado nos ha mostrado muchas veces que una unión política siempre tiene que ir precedida de una unión económica, así pasó en la Alemania de antes de 1.870 y en la Unión Europea, la globalización de la economía es ya un hecho real habitualmente asociado a temas de connotaciones tan negativas como la explotación de los trabajadores del tercer mundo y al expolio de los recursos de los paises pobres... pero tiene un lado positivo, la persecución de un gobierno global que sea capaz de aunar los esfuerzos de la humanidad en pos de un futuro mejor para todos, una economía global con gobiernos débiles y locales es una receta abocada al fracaso. ¿Quien compondría ese gobierno? ... el libro aporta unas cuantas ideas útiles basadas no solo en el potencial económico y demográfico.


Lo mejor: El libro habla largo y tendido de temas importantes, debidamente oscurecidos últimamente por esta grave crisis económica, temas que nos están afectando y nos van a afectar más en el futuro y lejos de hacerlo en plan catastrofista creo que el mensaje es nétamente positivo, sería algo así como "tenemos un gravísimo problema, es verdad, pero la solución está en nuestras manos". De lectura obligada tanto si se está de acuerdo como si no con las conclusiones del mismo y la forma de resolver estas cuestiones.

Lo peor: La descalificación personal al autor basada en su trayectoria política y el abandono de la misma para trabajar como consultor sobre el cambio climático por una consultora de prestigio internacional. La fe y la ingenuidad que el autor deposita en los actuales gobiernos, no basta la amenaza de una crisis mundial a medio y largo plazo, la experiencia muestra que solo hechos muy graves, y la actual crisis económica me temo que no es suficiente, hacen reaccionar a la clase política y cambiar esa desastrosa mentalidad del "corto plazo" en base a las más inmediatas elecciones por la mentalidad del cambio a largo plazo tan necesario actualmente ¿como los líderes políticos de un país como España que anda siempre recortando el gasto en I+D+E hipotecando el futuro de generaciones venideras pueden tener un papel en ese gobierno mundial?, si solo fuésemos nosotros los "malos ejemplos"...


No hay comentarios:

Publicar un comentario