sábado, 23 de abril de 2011

Comer animales


Ficha: "Comer animales", autor Jonathan Safran de Foer, editorial Seix Barral, 384 páginas, ISBN: 9788432209192


De nuevo otro ensayo con carácter de denuncia, tras mi lectura hace poco de "No Logo", de Naomi Klein en el que la autora arremetía contra el actual modelo de marcas comerciales que amparan prácticas poco éticas ahora le toca el turno a la industria alimentaria estadounidense en el apartado de las granjas industriales.

El autor comienza comentando la importancia que en su familia siempre ha tenido el tema de la comida a través de la figura de su abuela, superviviente del holocausto judío, y de como en la mayor parte de su vida la idea de hacerse vegetariano le fue rondando por la cabeza hasta que un día, con motivo del nacimiento de su primer hijo decidió llevarla a cabo, la paternidad le dió la excusa perfecta, o más bien el impulso necesario para dejarse de excusas y "cambiar el chip" y de paso convertirse en un ejemplo para su hijo.

No fue una decisión fácil en un primer momento y en el libro nos mostrará detalles de su debate interno y sus motivos personales para llevarla a cabo. La información que durante todo este tiempo ha ido recabando sobre el negocio de la carne en Estados Unidos ha terminado plasmada en este interesante ensayo. El mismo en un principio podría parecer un panfleto defensor a ultranza del vegetarianismo esgrimido por un radical, nada de eso, seguramente lo mejor que tiene este libro es su sentido de la justicia, moderación y realismo.

El autor en ocasiones se mostrará juez de determinadas actitudes y en otras dejará que sean los defensores de otras posturas y opiniones los que se expresen en él, no ha tenido reparos en incluir argumentos a favor del consumo de la carne y del actual modelo de negocio, así como diferentes posturas intermedias entre el vegetarianismo puro y duro y los defensores de los criaderos industriales, se verán el caso de un criador de aves a la antigua usanza, el propietario de un matadero modélico en el trato humanitario a los animales y un ranchero partidario de la ganadería tradicional. También nos mostrará una incursión nocturna e ilegal acompañando a un miembro del PETA, la conocida organización en defensa de los animales, a una granja para obtener información y pruebas para apoyar sus denuncias.

El libro por lo tanto crea un debate ético que mueve al lector a reflexionar sobre un tema sobre el que habitualmente no solemos preocuparnos, y es curioso porque nos rasgamos las vestiduras ante desastres ecológicos como los vertidos de petróleo, vertidos químicos incontrolados a los ríos, desastres en centrales nucleares... y la indústria de la carne produce más contaminación que toda la industria del petroleo junta, así de contundentemente lo expresa:

"Para expresarlo en términos más simples, aquel que come regularmente productos animales procedentes de granjas industriales no puede llamarse a sí mismo ecologista sin disociar la palabra de su significado."

Esto era algo que personalmente ignoraba y que más de uno debería recordar cada vez que se eche un trozo de carne a la boca, en Estados Unidos el 99% de la carne, tanto de cerdo como de ave, procede de granjas industriales. La enorme concentración de animales en un área reducida produce tal cantidad de desechos, mierda hablando en plata, altamente contaminantes de dificil eliminación, esa carne que comemos y compramos tan barata lo es en parte porque las industrias de cría de animales revierten a la própia sociedad sus costes de eliminación de residuos, costes que al final terminamos pagando todos. No hablemos ya del excesivo espacio que ocupan los cultivos destinados a ser convertidos en piensos para el ganado y el despilfarro de recursos que eso supone... solo el forraje y cereales que se destinan a la cría del ganado industrial en los Estados Unidos bastarían para erradicar el hambre del mundo.

Aparte del coste ecológico existe el más grave de tipo ético, si ya en una explotación agrícola pequeña y tradicional no son raros los casos de maltrato animal o son habituales las prácticas inhumanas, como el cortado de picos, castración de lechones, arrancado de dientes ... sin ningún tipo de miramientos humanitarios, que se puede decir de la cría industrial de aves o cerdos por no hablar de los horrores de los mataderos industriales. El libro no se regodea con casos extremos sino que siempre nos deja bien claro que tales prácticas son HABITUALES en el sector , no solamente violencia de gentes desaprensivas sino también procedimientos normales en un negocio desprovisto de humanidad en el que se trata a seres vivos, muchos de ellos con un grado notable de inteligencia como los cerdos, como meros trozos de carne, como cosas.

La letanía de atrocidades es interminable y no quiero comentarla aquí ni de pasada, abstenerse personas sensibles que amen a los animales porque de verdad que dan ganas de llorar, el autor consigue ponerte las tripas del revés y lo peor de todo es que uno es consciente que es absolutamente real y no hay nada de exagerado ni inventado, ¿como podría ser de otro modo?, cuando un ser vivo se convierte en mera mercancía y los que trabajan en el negocio pierden su humanidad el resultado es previsible. Maltratos, enfermedades, prácticas sádicas, manipulación genética descontrolada... mil y un padecimientos en aras de una "rentabilidad" que parece justificar por sí misma todo.

El autor no se olvida de la pesca y la acuicultura aunque creo que en el segundo caso quizás su trabajo no esté tan documentado y flojea, aunque desde luego da en el blanco cuando trata el tema del esquilmamiento de los fondos marinos y mueve a la reflexión... al final no deja títere con cabeza y no hay cría perfecta, solo la ganadería extensiva en pastizales se salva de la quema, aunque tampoco queda exenta de críticas habida cuenta de la costumbre de los ganaderos de marcar las reses con hierros al rojo y de la falta de garantías que suelen exhibir los mataderos de proporcionar una muerte rápida y limpia.

También y no es menos importante se trata el tema de la alimentación de los animales de las granjas factoría, sistemáticamente drogados con vitaminas, para suplir la carencia de sol y deficiencias en una dieta monótona, hormonas, antidiarréicos y antibióticos aplicados por sistema que dan como resultado animales enfermos, muchas veces lisiados, estresados, torturados y genéticamente débiles que terminan en nuestro plato... ¡bon apetit! , el tema de la gripe aviar y otras patologías que han pasado al ser humano y el riesgo de que vengan más es también tratado en el libro. Es inconcebible el grado de permisividad al que se ha llegado con la industria de la carne en los EEUU, ¿es en Europa diferente?... apuesto a que unas alitas de pollo tomadas en el KFC en Madrid o en Nueva York contienen la misma porquería.


En resúmen, el autor expone que una dieta vegetariana más o menos estricta seguida mayoritariamente en los paises del primer mundo, aportaría más recursos para la alimentación del planeta, reduciría notablemente la contaminación y además eliminaría una enorme cantidad de sufrimiento inutil a los animales aparte de eliminar muchas enfermedades y patologías que también nos afectan a nosotros... ¿suena demasiado utopico?, que cada cual saque sus propias conclusiones.


Lo mejor: Un trabajo honesto y bien documentado, ameno y bien escrito, no dejará indiferente a nadie. Modas aparte abre un debate que quizás teniendo en cuenta el actual panorama no interesa a demasiada gente pero que creo que es necesario.

Lo peor: La disyuntiva ante la que el autor pone a cualquiera que haya leido el libro "¿y que hago yo ahora? ¿como puedo seguir comiendo carne tras saber esto?"... en fin allá la conciencia de cada cual pero un servidor no volverá a emitir una opinión contraria a la caza, pesca o a la fiesta de los toros mientras siga comiendo carne procedente de "campos de concentración", palabra.



1 comentario:

  1. Pues me ha gustado mucho, has sido muy valiente al leerlo siquiera, no todos pueden.

    ResponderEliminar