domingo, 15 de agosto de 2010

La conjura de los necios.


Ficha: La conjura de los necios, autor John Kennedy Toole, editorial Anagrama, 368 páginas, ISBN: 978 843 3930149


"Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él". Jonathan Swift



La tragedia.
El 26 de marzo de 1.969, John Kennedy Toole aparcó su coche en una carretera a las afueras de Biloxi, Missisipi, sacó una manguera del portaequipajes y conectó un extremo al tubo de escape, metió el otro por una ventanilla y arrancó el coche manteniéndolo al ralentí... así, al volante de su vehículo le encontraron muerto por asfixia.

Fallecía de esta forma tan trágica uno de los mayores talentos que ha visto el mundo de las letras en el pasado siglo XX, tenía 32 años, a los 25 había escrito esta novela durante su estancia en el servicio militar en Puerto Rico en 1.962. Convencido de que había escrito una obra maestra visitó una tras otra varias editoriales con el manustrito... obteniendo siempre la misma negativa "es una obra que realmente no habla de nada"... le decían, una sucia mentira, la novela habla de muchas cosas, seguramente de demasiadas, de aquella sociedad americana narcotizada de los años 60, del racismo, del lavado de cerebro de la publicidad, del gobierno, de lo absurdo de la condición humana y de tantas y tantas cosas que no es de extrañar que a los editores les entrase el pánico antes de publicar algo tan previsiblemente conflictivo.

Era una novela muy adelantada a su tiempo, la obra de un genio. Posiblemente la actitud de John de estar convencido de haber escrito una gran obra no beneficiaba tampoco a su publicación porque sin duda alguna que pediría unas condiciones elevadas y como autor novel que no tenía nada publicado seguramente era complicado tomar una decisión por parte de cualquier editor... la novela debía ser una patata caliente que nadie quería. Este rechazo le llevó más adelante a sufrir una depresión que desembocó en el episodio trágico antes descrito.


Publicación póstuma.
Años más tarde su madre, cuya nefasta influencia seguramente algo tuvo que ver con el suicidio de John muy a su pesar, encontró el manuscrito de la novela y decidió que aunque fuese a título póstumo la obra debía ser publicada, era lo último que podia hacer ya por su hijo. A finales de los años setenta no había más interés por su publicación que la que había habido más de diez años antes... sin embargo al final la fortuna quiso que diese con un editor con el suficiente sentido común como para darse cuenta de lo que había llegado a sus manos... este editor, Walker Percy, cuenta la historia en el prólogo de la novela, como no sin muchas reticencias y ante la insistencia de la Sra. Thelma aceptó leer aquello a ver si existía alguna posibilidad de publicación... y como desde el comienzo quedó atrapado por la novela

"seguí leyendo. Y seguí y seguí. Primero con la lúgubre sensación de que no era tan mala como para dejarlo; luego con un prúrito de interés; después con una emoción creciente y, por último, con incredulidad: no era posible que fuera tan buena."


En 1.981 al año de su publicación la novela conseguía el premio Pulitzer tras un rotundo éxito. Imagino que Thelma debió sentir una gran alegría mezclada con pena por el hecho de que su hijo no viviera para verlo.


La obra.

La novela nos presenta a su personaje principal, Ignatius Reilly, un tipo de lo más peculiar... vive todavía a sus 30 años con su madre, Irene, no estudia, no trabaja... pasa el tiempo enfrascado en la lectura y en la escritura de un demencial diario, una obra con la que pretende socavar los cimientos de la sociedad en la que vive y a la que odia profundamente, también es un glotón empedernido, teleadicto, cineadicto, guarro, hipocondríaco, vago, cobarde, posee una vasta cultura y a la vez una mentalidad casi medieval que choca frontalmente con el mundo que le rodea anhelando una vuelta a los valores rancios y arcáicos del medievo, teniendo al filósofo latino Boecio por uno de sus principales referentes personales. Vamos toda una joya, un personaje cuyas hilarantes aventuras forman el corpus principal del libro junto con los textos que va escribiendo en su diario... pero si fuera solo por este personaje ya de por si interesantísimo e increiblemente rico en matices la novela no dejaría de ser una mera anécdota, y es que hay mucho más.



Uno se queda sin palabras a la hora de describir el resto de los personajes de la obra, de verdad, me quedo sin adjetivos... no se de donde sacó John este zoológico. Aparte de Ignatius hay que destacar a Irene, su posesiva y opresiva madre que en gran parte es la responsable del desastre ambulante que es su hijo, al patrullero Mancuso, pocas veces he visto un personaje más vapuleado y humillado, al negro Jones, uno de los personajes más divertidos de la obra a pesar de hacer precisamente un papel de "negro" ... y sin asomo alguno de racismo, tal y como apunta acertadamente el editor en su prólogo, la Srta. Trixie, una vieja que chochea y a la que no dejan jubilarse y que depara algunos de los momentos más hilarantes de la novela, la insoportable Sra. Levy y el santo de su esposo con sus inolvidables diálogos... Dorian el homosexual, la simplona Darlene y su implacable jefa, la antigua novia de Ignatius Myrna, caricatura de los estudiantes "progres" de la época, etc etc... en verdad que el "reparto" no tiene desperdicio, es imposible encontrar un elenco humano tan estrafalario y a la vez tan auténtico. Uno no tiene que esforzarse demasiado por imaginarlos... la genial pluma de John K. los retrata tan perfectamente que al poco de aparecer en la novela simplemente cobran vida.


Notas autobiográficas.
Los lugares de nueva Orleans retratados en la novela tienen también vida propia, el ambiente retratado en la oficina de la fabrica Levy y en el lúgubre bar "Noche de Alegría" por ejemplo, la casa donde vive Ignatius, el barrio francés. John trabajó en verdad en una empresa de confección, y fue durante un corto periodo de tiempo vendedor ambulante de tamales, Ignatius durante parte de la novela se dedica a vender salchichas en un puesto callejero ambulante. También existe el paralelismo entre ambos del hecho de andar escribiendo un libro, vivir ambos con su madre... no hay duda de que Ignatius es el alter ego de John, caricaturesco, exagerado y deformado naturalmente... no me cabe la menor duda de que debió disfrutar mucho con la creación de este monstruo.

He aquí unos piropos que le dedica al barrio francés de Nueva Orleans:

"Ahora, me ha relegado a trabajar en el Barrio Francés, zona que alberga todos los vicios que el hombre haya concebido en sus aberraciones más demenciales, incluyendo, supongo yo, algunas variantes modernas que habrán hecho posibles las maravillas de la ciencia. El Barrio Francés no debe diferenciarse gran cosa, supongo, de Soho y de ciertos lugares de África del Norte. Sin embargo, los habitantes del Barrio Francés, bendecidos por la tenacidad y el sentido práctico norteamericanos, probablemente se entreguen en este momento afanosamente a igualar y sobrepasar en variedad e imaginación las diversiones de que gozan los residentes de esos otros emporios mundiales de la degradación humana."


No es de extrañar que en la ciudad haya una estatua de Ignatius Reilly ;-).



El estilo.

Ocurrente, divertidísima, corrosiva, sarcástica, soez... no me he reido tanto en mi vida con un libro, uno llega muchas veces al punto en la novela en que piensa "no puede ser... " y estalla en carcajadas, esta obra no es para leerla en el tren o el autobús... porque no deja de sorprenderte continuamente con una secuencia aparentemente inagotable de momentos disparatados, diálogos hilarantes y una mala leche increible... el lenguaje está a la altura, desde el empalagoso y culto discurso de Ignatius a la jerga barriobajera, de negro, de Jones... sin duda uno de los mayores aciertos de la novela. Si bien no es especialmente escatológica no faltarán momentos desagradables y muchas frases cortantes donde vuelan las groserías y los insultos más fuertes, y como antes he señalado tambien la culta retórica de Ignatius de cuyo demencial discurso seguramente se sirve el autor para lanzar sus dardos a la sociedad de la época y al lavado de cerebro que ya entonces, y por supuesto ahora, se emite por los medios de comunicación.


Novela maldita - película maldita.
Por lo visto y de forma paralela a la odisea que sufrió la obra para ser finalmente publicada su adaptación al cine está corriendo otra serie de dificultades nada despreciables... dudo bastante que haya ningún productor con las suficientes pelotas como para llevar a la pantalla grande una adaptación fiel de esta novela... una cosa es adaptar El Señor de los Anillos, maravillosa novela, con un film monumental de altísimo presupuesto pero que a la postre no ofende a nadie... y otra cosa bien distinta llevar esta salvaje novela, a cuyo lado palidecen muchísimas obras supuestamente "transgresoras", de una forma fiel y digna al cine. Vivimos en unos tiempos tan "políticamente correctos" que cuesta trabajo imaginarse muchas de las situaciones de esta novela adaptadas al cine o a la televisión sin un "filtro".



Lo mejor: Su crítica a la sociedad americana de la época y a su gran hipocresía, en este aspecto la novela sigue siendo totalmente actual. El gancho de sus diálogos, las divertidísimas situaciones y el humor ácido que destila la obra de principio a fin. La riqueza del personaje principal, Ignatius seguramente es uno de los mejores de toda la historia de la literatura. Destaco la evolución que sigue el mismo desde el comienzo al fin, aunque no pierde su peculiar forma de pensar y sigue anclado en su mundo su vida da un inesperado giro y al final llegamos hasta a compadecerle y entender el porqué de muchas cosas.

El hecho de que también, chistes aparte, es una obra muy triste... nos habla de la cruda realidad de la vida, de los sueños rotos, del fracaso y de las decepciones, de la responsabilidad con los hijos y de la necesidad de amar y ser amados. Sin duda alguna que esa nota trágica le da mayor profundidad a la novela pero constituye un contrapunto, doloroso y seguramente necesario, tras tanta hilaridad y situación cómica.

Lo peor: La triste historia que arrastra consigo, el que su autor no viviera para ver su éxito... eso hace que a uno se le atragante la risa cuando se piensa fríamente. Su pesimismo de fondo y la escasa fe que su autor debía tener en el género humano... y seguramente en sí mismo, el germen de la tragedia se cierne ya tras su lectura y el autor a diferencia del protagonista de la novela no tuvo seguramente a su lado una Myrna Minkoff que le tendiera una mano y le salvase de caer al abismo.




2 comentarios:

  1. Es uno de mis libros de referencia. Enhorabuena por la entrada y por el blog en general.

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  2. Posiblemente, mi libro preferido. Me reía sin parar y me entristecía su dramático trasfondo. Ese equilibrio tragicómico se encuentra en esta novela de forma sublime. Una obra maestra redonda.

    Enhorabuena por el blog. De lo mejor que he visto por la red. Ah! y gracias por las críticas de los libros de ajedrez, mi otra gran pasión.

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